El que pone el pecho

No es el crítico quien cuenta; no es aquel que señala cómo los seres íntegros tropiezan, o donde pudo el realizador mejorar sus acciones. El crédito pertenece a quien pone el pecho, aquel cuyo rostro se embadurna de polvo y sudor y sangre; aquel que persevera con valentía; aquel que hierra; aquel que fracasa una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error ni fracaso; pero sí aquel que de hecho se esfuerza por cumplir su cometido; aquel que conoce el entusiasmo desmesurado, la gran devoción; aquel que se desgasta en causas dignas; aquel en cuyo mejor de los casos reconoce el triunfo del gran logro, y en cuyo peor, si fracasa, al menos fracasa atreviéndose generosamente, como para que su lugar nunca quede con aquellas frías y tímidas almas que ni conocen la victoria ni la derrota.

—Theodore Roosevelt

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