El entorno de los negocios es ahora intensamente personal, considerando que es el capital humano que cada uno de nosotros le aporta, lo que le concede el valor que todo negocio requiere para alcanzar el éxito. La esencia del futuro reside en la explotación de la capacidad y esto significa que debe aprenderse a hacer un mapa, medir, dirigir y comercializar el capital personal. La noción de capital no es algo que generalmente vaya unida a la palabra personal. Por lo general, el capital es algo que las empresas necesitan para hacer sus inversiones o definir su valor. Sin embargo, del mismo modo que giramos hacia un mundo en el que el individuo reina en solitario, debemos controlar nuestro capital personal igual que un director financiero guarda celosamente los aspectos económicos del negocio. Es mi entender que, muy poca gente —si se le pregunta— puede decir cómo mide verdaderamente su valor capitalizado, cuánto vale y cómo lo comercializa a lo largo de su existencia. Por el contrario, la mayoría de nosotros tomamos el camino más fácil y dejamos que la empresa nos diga cuánto valemos. Cuando hacemos eso, digo yo, la empresa normalmente no entiende el valor de nuestro capital y, por tanto, nos devalúa en el mercado. ¡Y solo usted puede remediarlo!
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