Si no se construye

¡El esfuerzo es lo de menos! Al menos, así lo puede afirmar:

  • el Presidente Santos que por estos días, pretendió posar de redentor, cuando en realidad fue cómplice desde sus orígenes, del hundido adefesio proyecto de ley que buscaba reformar nuestra enclenque justicia;
  • Iván López, gerente general de Alpina para Colombia, que se vio obligado a retirar los Inflaboggys del mercado, luego de que se reportaran casos de asfixia en niños que manipularon la gelatina premio;
  • Marco Llinás Volpe, gerente de asuntos públicos de Coca-Cola, que no escatimará esfuerzos para alcanzar el liderazgo en Colombia y por lo demás, ‘concentrados en que Colombia contribuya al objetivo mundial de convertir a Fuze Tea en la marca del billón de dólares en tiempo record’;
  • el movimiento estudiantil mexicano que protestó contra Enrique Peña Nieto para evitar el retorno del PRI al poder.

En efecto, emprender es la sincrónica combinación de modelo, arte, ingeniería e interacción con el usuario. Prueba de ello, pueden dar fe los buenos ingenieros civiles o los mercadólogos o cualquier otro tipo profesional, si así se lo propone.

Restringido por el perpetuo presupuesto, el emprendimiento es al unísono sofisticado como sencillo, tal cual interesado y desprendido. Los grandes emprendedores resplandecen porque, saben vender sus ideas al cliente o al menos entienden cómo encontrar a aquellos dispuestos a comprarlas, que para el efecto es la misma cosa.

Podría ser entonces que, el Presidente Santos, López, Llinás Volpe y los estudiante mexicanos, son efectivamente sobresalientes pero subestimados, como quizás tan sólo sea que, estemos sobredimensionando nuestra definición de admirable.

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