Despotricar de las personas o criticar las ideas es extremadamente sencillo, a propósito del TT de esta semana, Alias ‘Fritanga’, alusivo a la captura de un delincuente, pero que de refilón, le correspondió también al Vicepresidente de la República, Angelino Garzón.
Es que con tanta sandez mimetizada entre lo banal y trascendental de los comentarios en línea, me pregunto, ¿a qué le tienen miedo las personas dedicadas a agredir, menospreciar y controvertir?
Se me ocurre el temor, como el responsable de tanto despropósito y sospecho que, en tanto más efusiva sea la oposición, mucho más profundo ha de ser el temor.
Porque acostumbro ocasionalmente, dejar mi comentario al final de algunas noticias narradas en línea (aun cuando siempre me cuestiono por qué lo hago), pues creo concluir no sólo que, es una pérdida del tiempo sino que el mero hecho de comentar, denigra el concepto de ‘conversación en línea’. ¿O acaso no ha visto usted, los eslabones de sandez que acompañan cualquier noticia u opinión en el sitio Web de su interés?
Los que comentamos en línea, lo hacemos porque queremos ser escuchados y es justamente esa, la conveniencia de la tecnología actual que, por lo demás nos permite contribuir a cuanto tema se nos antoje, sin requerir más nada que una conexión a Internet y la voluntad de escribir.
Sin normas ni criterio, como ningún otro requisito para intervenir, los comentarios en línea, terminan siendo una cámara de resonancia para la más singular crítica picapleitos, en la que sólo se involucran los más apasionados, razón que a la postre explicaría el por qué de las exageradas posturas.
Aunque se dan las excepciones, la mayoría de los comentarios por lo general, son iracundos, agresivos y profanos, logrando así un frenesí social tan ridículo como lúgubre. De lo contrario, ¿cómo más podría uno interpretar tanto eslabón de sandez?