Tiene sus ventajas haber heredado un sinnúmero de diversos libros, así como el hábito por la lectura. Una de ellas, “Catch-22” (Trampa-22), la primera y más célebre novela del autor satírico estadounidense Joseph Heller, fallecido a finales de la década de los 90. Nunca imaginó Heller al momento de acuñar su popular título que, este se convertiría en su más reconocida obra, al igual que en el rótulo de cualidades para la condición humana contemporánea, y con la cual se expone en diversas instancias como circunstancias, ciertas dificultades que restringen las acciones propias de la gestión que las resuelve mientras que en algunas otras eventualidades, son simplemente el resultado de cómo son personificadas o evidenciadas. La novela se fundamenta en la experiencia de Heller como veterano del antiguo Cuerpo Aéreo del Ejército estadounidense, y con el que volara múltiples misiones en bombarderos B-25 durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces así, como Heller exploró esta paradoja sin sentido de la existencia contemporánea. En esencia, la trama expone cómo el protagonista John Yossarian, pretende ser declarado mentalmente inepto para volar misiones peligrosas de bombardeo. Y allí es de donde surge la paradoja, pues pretender querer volar dichas misiones era mera locura pero solicitar una evaluación que le declarara no apto, era sencillamente demostración de cordura y por ende, evidencia de aptitud para volar en dichas misiones. En la actualidad, evidenciamos la preponderancia de la perspicacia de la noción de Trampa-22 en diversos aspectos de la existencia contemporánea, diga usted, por ejemplo; desde el simulado empoderamiento del consumidor consecuencia de las redes sociales (solo reclamar lleva a la satisfacción), hasta la última cualidad de la existencia humana. Sin embargo, y como solo hasta el último día de nuestras vidas es que llegaremos a comprender el verdadero significado de existencia, qué más da si para entonces ya habrá vencido la oportunidad para elaborar con tan perspicaz noción y, ahí mis estimados, es cuando se dispara la máxima trampa de nuestra realidad.