Esta va para todos aquellos que viven extasiados con el “storytelling” tal cual obsesionados por incorporar una buena historia a como dé lugar en sus estrategias de marketing. O como quien dice, para todos aquellos que ya no conciben el marketing sin los contenidos. Para ellos y como para su reminiscencia. Si bien es cierto que la Internet destapó el sello que mantenían los medios tradicionales de información sobre cualquier tipo de conversación y le permitió el acceso a cualquiera que tuviera una opinión o un decir, es posible también que lo que hoy pasa como “conversación” no sea más que mera propaganda tropel. Las experiencias en línea han empoderado a las audiencias como para que éstas resguarden con recelo sus fuentes de información tal cual las veten si es el caso y por lo que a la postre, traen consigo posiciones acaloradas, inflexibles e incompatibles. No en vano replique esta semana un enlace compartido por Ana Santos, una guapa española con la que recién establezco contacto tuitero y en el que se resalta “la importancia de una buena historia…” tal cual la razón por lo que a la postre, comparte mi apreciación sobre cómo “el storytelling es como el licor, considerando que debe beberse con moderación como saber cuándo detenerse”. Por lo demás, disfruto una que otra buena historia bien contada. ¿Y usted?
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