En mis inicios como mercadólogo Baby boomer que soy (cohorte número 2), fui en su momento activamente sugestionado por la visión profunda y sin precedentes con la que rigió su publicidad como su marketing, aquella compañía de jabones y velas que ya casi formaliza 175 años, desde su origen en Cincinnati por allá en 1837.
¿Acaso, quién no se dejó seducir por el know-how y la experiencia del mayor anunciante del mundo?
Claro está, hasta que Procter & Gamble, tal cual otras tantas comercializadoras de bienes de consumo, decidieron incursionar en la onda del posicionamiento de marca en la era del frenesí social.
Es así que por estos días, recién empezamos a observar cómo sucumbe aquella primera promoción de gerentes de marca de la multinacional que, adoptaron la insensatez del ‘nanay de mercadeo’ a manera de social media marketing, al tiempo que sus antiguos empleadores contemplan los fundamentos del marketing perspicaz aunque le estén incorporando nuevas directrices y tecnologías.
Llámese si se quiere, ‘inminente despertar’ o ‘aterrizar en la realidad’. El quid del acontecimiento es que, éste representa novedades alentadoras para las marcas, siempre y cuando tome usted atenta nota y aplique en su negocio las lecciones aprendidas, no vaya a ser que sus utilidades también se den al traste.
Procter & Gamble aún gasta exceso de billetes en maniobras sociales, tal cual pretende perfeccionar la utilización de múltiples plataformas, para comunicar al consumidor absolutamente nada ni remotamente útil y aun cuando a cambio, sí se haya visto forzada a reducir sus precios, procurando de este modo, impulsar las ventas (en nada una buena señal, para el desarrollo de valor del patrimonio de marca que, debería estar fomentándose con tanta ‘conversación’); mas en virtud de la equidad, P&G también está invirtiendo cada vez más dinero en ideas de la vieja guardia como, la innovación y la publicidad que busca promoverla.
Lógicamente y cual argumento, los nuevos medios sociales suponen múltiples medidas para justificar el rendimiento de la inversión, así mismo, diversas cualidades elaboradas, tales como ‘agradable’ y ‘compromiso’, entre otras.
Igualmente, podrá P&G afirmar que, sus inquietantes resultados podrían ser mucho más onerosos, de no ser por la gracia de las redes sociales. Sin embargo, la evidencia sugiere que la gente compra cuando se le da motivos para hacerlo y nada sustituirá este hecho, ni siquiera el frenesí de las redes sociales.
Bastará solo con darle algo más de tiempo al inminente despertar del mercadeo, no obstante que será interesante conocer al respecto, las apreciaciones de los colegas que abogan por el marketing 2.0