Cuando un edificio arde en llamas, los bomberos coordinan sus acciones con impecable precisión, toman decisiones y en consecuencia, salvan vidas. Lo hacen sin necesidad de Samsung, iPad o pandebono. Lo logran sin requerir las interminables sesiones de un comité, la retroalimentación de informes de gestión o las directrices del jefe a control remoto. ¿Por qué fastidiarse con reuniones si no se está preparado para cambiar de parecer? Descarte las reuniones salvo que esté predispuesto a modificar o a tomar decisiones en ese preciso instante. De alguna manera, las reuniones se convierten en eventos donde se espera que alguien asuma la responsabilidad, mientras que los demás se hacen los ‘locos’. ¿Cómo haría usted la diferencia si el edificio en que se encuentra estuviera en llamas? ¡Pellízquese, porque por estos días lo está!