“Shoot yourself in the face. Immediately. Prepare yourself for the real world of advertising. AWARD School enrolments at awardonline.com”
For the past 30years, AWARD School has been the benchmark for creative advertising courses in Australia. Past students include David Droga and Matt Eastwood, and it has a longstanding reputation for preparing students to enter the advertising industry. To promote enrolments for 2014, we prepared students by giving them a taste of what they can expect when they start work in the industry. We sourced headlines from real comments on advertising blog sites to prepare students for the realities of the advertising industry. — AWARD School
Cierto es y aun cuando digan lo contrario que, no existe norma infalible alguna para concebir la pieza creativa perfecta, como tampoco los atajos ni los callejones creativos son la forma indicada para mitigar el riesgo.
Sencillamente, el trabajo creativo impecable requiere de una alta dosis de riesgo porque si ha de ser grandioso, es debido a que nunca antes nadie lo ha llevado a cabo.
Aunque tampoco en forma tal que el riesgo asumido, viole las normas del sentido común figurativo como es el caso, sugiero yo, del anuncio en cuestión.
El asunto tiende a empeorar cuando colisiona la creatividad con el comercio; la implacable directriz comercial encubierta bajo la sutil técnica de contar historias.
Es así entonces que, muchos creativos dedican parte de su tiempo a investigar como a desarrollar parámetros y guías creativas, en especial, cuando de grandes cuentas con abultado presupuesto se trata y cuyos dueños tienden a requerir consistencia para su comunicación.
De acuerdo, la comunicación requiere consistencia, pero el dilema creativo se resuelve con chispa y agallas.
Contextualizado el tema en términos coloquiales, significa que hay que arriesgar “un huevo para sacar un pollo” puesto que, el accionar creativo tiene todo que ver con predicciones y resultados inciertos, independiente de qué tanto investiguemos para tratar de reducir el margen de error.
La confianza es un ingrediente fundamental para el proceso creativo pero tampoco hay que abusar de ella, como para sentirse cómodo pegándole un tiro en la cara al cliente.
Otra sugerencia es, considerar el hecho que la comunicación consolida el patrimonio de marca. En ese orden de ideas, debe usted procurar que su creatividad hecha publicidad, aporte a la relevancia, popularidad, calidad, singularidad y familiaridad de la marca.
Y de por Dios señor creativo, evite la molestia de pegarse un tiro en un pie.
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