Los Crocs no distinguen al médico

Sin importar que tan curiosos o extravagantes luzcan los simpáticos zapatos, éstos no harán la diferencia ante el paciente una vez concluyan su año de internado o su rotación de residente. El panorama médico colombiano ha evolucionado drásticamente en las últimas dos décadas.

Dudo que queden por ahí médicos o instituciones que piensen lo contrario. Una pequeña muestra de transformación del entrono ha sido la forma en que se han agudizado las fuerzas competitivas, transformando e intensificando el marketing médico e institucional.

Por estos días y más que nunca, el médico podrá ser ‘relevante’ o ‘invisible’. He aquí la síntesis de mi razonar:

La competencia se renovó— La dinámica de las reformas en los sistemas de salud ha reorganizado el panorama. Es así como muchos médicos se dejan cautivar por un empleo en alguna institución, otros elijen dejar la profesión, unirse con otros colegas para la práctica médica en conjunto o la conformación de alguna IPS o, simplemente asumir un posicionamiento de mercado agresivo en el turbulento entorno de la salud.

Veinte años atrás, la práctica médica competía esencialmente entre colegas. Hoy en día es común la confrontación de la publicidad médica con la de alguna gran institución o, con la de las IPS que ofrecen los mismos servicios sin ningún tipo de diferenciación relevante para el consumidor (cuando prestan el servicio, claro está).

La competencia se ha intensificado— Por estos días, el cambio es constante en un sistema de salud que alguna vez fue estable. Los profesionales de la salud, así como las instituciones que prevalecen, son mucho más agresivos en sus esfuerzos por cautivar y retener pacientes.

Y, como si fuera poco, el asunto se hace más complejo con la transformación cotidiana de las condiciones de operación del sistema de salud: EPS dirigidas por singulares personajes; confusión sobre el reembolso de medicamentos; pacientes mejor informados y mucho más selectivos.

No obstante, la percepción del panorama y la dinámica comercial del sistema puede variar de individuo a individuo, pero pueden ustedes, señores médicos, estar confiados que el cambio seguirá siendo el único factor en común en este despelotado sistema de salud colombiano.

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