Es usted de los que a menudo se encuentra posponiendo constantemente las labores que deberían realizarse hoy, o mañana, o para el día siguiente. Será que su relación de quehaceres por realizar tampoco es que le ayude de a mucho que digamos. Si se reconoce usted en dichas andanzas, quizás usted, así como yo, también pueda beneficiarse del concepto de ‘tiempo encajonado’. O como quien dice, transforme su habitual lista de labores pendientes en espacios de tiempo en su calendario, programe cada labor y cumpla con el tiempo destinado para cada una de las actividades. Dicho proceder no solo le brinda un plan sobre qué hacer, sino le indica también cuándo debe realizarse. Dicha táctica de aplicación tiene varios beneficios. Entre otros, elimina la paradoja de la elección. Todos tenemos que asumir innumerables decisiones en nuestra cotidianidad que, el hecho de no tener que elegir entre una multitud de labores en una lista interminable de quehaceres pendientes es definitivamente una gran ayuda, al igual que un gran beneficio. Así mismo, la táctica de ‘tiempo encajonado’ también le ayuda con la priorización. Ante una extensa relación de quehaceres por realizar, solemos elegir aquellas que son sencillas o ‘urgentes’. Por el contrario, si coloca usted la relación de labores en un calendario, puede usted así priorizar todo aquello que es importante. Tener relacionados todos esos compromisos en el calendario le brindará también un historial de lo que ha logrado. Haciendo uso de dicha táctica sencilla, no es necesario confiar en la memoria o en mantener una relación actualizada de labores ya realizadas (labores que se van tachando de la lista en la medida que las realiza). En su lugar, puede usted consultar su calendario cuándo requiera un registro concreto de los proyectos que ha realizado oportunamente.