El debate sobre los migrantes está que arde en Bogotá, como seguramente en el resto del país. Lo propio, ocurre con la intención de voto por el ramillete (la verdad, no muy floreado ni atractivo que digamos) de candidatos políticos de cara a las elecciones del año entrante. En ese orden de ideas, asumimos con demasiada frecuencia que, no le agradamos a aquellos colegas, amigos, familiares o conocidos con distinta afiliación política a la nuestra y, en consecuencia, reaccionamos recíprocamente al supuesto sentimiento. Dicho proceder, eventualmente repercutirá en rifirrafes al interior de un equipo cuyos integrantes exhiben distinta afiliación política o puntos de vista opuestos. En realidad, e independiente de la temática, la gente debería aprender de una vez por todas a reconocer como signo de honestidad intelectual los puntos de vista opuestos de los demás. De esta forma, el debate y los argumentos correspondientes serían mucho más benéficos, productivos e interesantes. Pero, mientras la gente va asimilando gradualmente la susodicha noción, he aquí tres tácticas que le pueden servir a los integrantes del equipo como para que adopten la empatía con aquellos cuya afiliación política o puntos de vista difieren: 1) Promulgue una cultura de cooperación, no de rivalidad. Diga usted, por ejemplo; verifique que su estructura de incentivos y evaluaciones no incluyan algún tipo de ranking forzado o cualquier otro sistema de clasificación que enfrente a unos y otros. Elimínelo si es el caso, y sustitúyalo con algún tipo de estructura que recompense la cooperación. Percibirá cómo dicha estructura aumentará las oportunidades para que los integrantes de su equipo se acoplen sin contratiempos. 2) Incentive la interacción relevante entre los integrantes de su equipo. Una de las formas más efectivas para contrarrestar los estereotipos y las suposiciones perjudiciales, es sencillamente tomarse el tiempo para conocer mejor a los demás. No fuerce la interacción, pero procure encontrar la forma indicada para incentivar auténticamente cualidades tales como la vulnerabilidad y la confianza. 3) Predisponga un entorno exento de riesgo en el que la gente pueda exponer sus puntos de vista. Ejemplifique el respeto y la solidaridad en cuestiones de desacuerdo entre ideologías políticas o puntos de vista opuestos, al demostrar con su ejemplo cómo expresar puntos de vista potencialmente controversiales sin agredir a los colegas que no lo comparten.