Cualquiera que sea la profesión que usted desempeña, procure que le retribuyan como corresponde. Si es de los que acostumbra a desempeñar bien su labor, probablemente estará usted invirtiendo largas horas de trabajo y esfuerzo, aunque igual estará usted emocionado y encantado.
Si encaja usted en dicha cohorte, de seguro su inconveniente no ha de ser la responsabilidad, puesto que usted es de aquellos que le meten las horas extras y el esfuerzo cuando la situación así lo amerita. No señor: con certeza, me atrevo a decir que, su dilema es la retribución.
Cuando el intercambio de valor pierde significado para usted, o cuando le empiezan a retribuir en cumplidos, o cuando le empiezan a sugerir que lo que no se le retribuye en dinero o especies, lo gana usted en reputación y entrenamiento, es hora de abrirse de allí.
De los anteriores escenarios, probablemente, el peor de ellos, es aquel que dicta, ‘lo que no se le retribuye en dinero o especies, lo gana usted en reputación y entrenamiento’, ya que dicha afirmación por lo general, lo pone a uno a vacilar. Lo hace reflexionar, sobre si acaso tuvo uno algo que ver con su propio éxito o si todo el crédito debería ir al empleador. Lo deja a uno endeudado con el empleador.
Pues, que va: ¡pura cháchara!
En realidad, ¿sabe usted quién abre la puerta de las oportunidades? ¡Usted mismo!
No significa esto, claro está, que deba ser uno ingrato con aquellos que le brindan una oportunidad. No obstante, debe uno a prender a apropiarse de su propio éxito porque, de hecho, sí es suyo.
Así entonces, he aquí mi consejo, adquirido a lo largo de mi extensa lidia profesional:
Asuma mayor responsabilidad— Solicítela a quien corresponda. No ha de ser fácil, aunque sí emocionante. Hasta cuando se sienta cómodo ejecutando proyectos por cuenta y riesgo propio (o como quien dice, hasta cuando adquiera mayor autonomía), probablemente valga la pena quedarse con su actual empleador, porque así sacará usted mayor provecho de ello. Lo sabrá una vez alcance usted la titular en la Sub 20.
Asuma su intercambio de valores en términos racionales— Procure dejar de lado sus emociones. El asunto, no necesariamente tiene que ser sobre retribución económica, aunque, generalmente sí lo es, considerando: a) puede uno adquirir formación y capacitación en otro lado; b) puede uno en otro lado conocer personas increíbles, así como relevantes y; c) permanecer en su actual lugar de labor porque tiene una buena ‘reputación’, juega en una categoría élite o tiene un equipo profesional es francamente, puro lavado de cerebro o cháchara emocional.
Agradezca a todos aquellos que lo han apoyado, aunque no debe usted quedar endeudado con ellos— Ninguno de sus mentores son sus padres. No tiene porqué quedarse allí atornillado. Si ha trabajado hasta el desfallecimiento, si le ha impregnado a su labor altos niveles de esfuerzo, disciplina y resiliencia; si ha sido usted decente, atento y amable; entonces, usted no les debe nada.
Inclínese por aprender lo que no conoce y a ejercer en equipos exigentes y competitivos— Hay varias oportunidades en equipos competitivos e interesantes que pretenden personas como usted. Haga su tarea: ¿Qué espera usted obtener más allá de la retribución en un nuevo equipo? ¿Acaso, habilidades específicas; oportunidades de posición?
Busque la convocatoria— Ponga en práctica las nociones adquiridas y dé lo mejor de sí. No hay mucho más que se pueda hacer al respecto.
Nivélese por lo alto— Pretenda la retribución más alta posible que pueda usted mencionar en voz alta sin sonrojarse. Inténtelo; es reconfortante.