Principio de estupidez

Sugiere un proverbio japonés que, “la rana en el pozo no conoce nada del vasto océano”.

Al respecto, echemos un vistazo a cinco de los principios más tontos. A saber:

  1. Somos involuntariamente estúpidos— Me gusta considerar que soy racional y capaz de interpretar toda la información de manera imparcial, aunque eso, en realidad, es una mera ilusión. Los sesgos cognitivos son excelentes para explicar cómo nuestra programación evolutiva nos lleva por mal camino. El conocimiento de estos sesgos por adelantado rara vez nos ayuda a tomar mejores decisiones. Sin embargo, hay muchas situaciones fácilmente reconocibles que aumentan las probabilidades de que estemos a punto de hacer algo estúpido. Ya sea que estemos cansados, demasiado enfocados en una meta, apurados, distraídos, operando en grupo o bajo la influencia de algún grupo, somos más propensos a la estupidez.
  2. Tenemos la información incorrecta— Es muy factible que tomar decisiones con suposiciones o hechos incorrectos conduzcan al desastre.
  3. Usamos el modelo equivocado— Usamos modelos mentales para tomar decisiones. La calidad de esos modelos determina la calidad de nuestro pensamiento. Hay una variedad de razones por las que usamos modelos falsos, incompletos o incorrectos. Los novatos tienden a usar modelos que el experto sabe que son incompletos o irrelevantes. Las probabilidades de emplear los modelos incorrectos aumentan a medida que aumenta el ritmo de transformación del entorno.
  4. Fallamos nuestro aprendizaje— Todos conocemos a la persona que cuenta con 20 años de experiencia, aunque en realidad, es la misma persona año tras año. Es más, en ocasiones, dicha persona somos nosotros mismos. Si no entendemos cómo es nuestro aprendizaje, es probable que cometamos los mismos errores una y otra vez.
  5. Hacerse el de la vista gorda cuando corresponde hacer lo correcto— Nuestra programación evolutiva nos condiciona a hacer lo fácil sobre lo correcto. Después de todo, a menudo es más sencillo pregonar que se es virtuoso que serlo en realidad, v.g. el personaje que actualmente ocupa la Casa de Nariño. Inconscientemente tomamos decisiones basadas en la óptica, la política y la defensa. Odiamos las críticas y buscamos la validación de nuestros colegas y superiores. A menudo, queremos percibirnos bien con nosotros mismos ante todo y alcanzar el resultado que pretendemos en segundo lugar.

Afortunadamente, podemos tomar medidas para reducir las probabilidades de estupidez y aumentar así las probabilidades de tomar buenas decisiones en cada una de dichas categorías.

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