Esa lealtad incondicional hacía su empresa o colectividad política es admirable. Después de todo, la lealtad concede múltiples beneficios en el trabajo o en la colectividad. Entre otros, ayuda a generar confianza, compromiso y un sentido de pertenencia. Sin embargo, preste atención, porque ‘no todo vale’ y, comprometer su ética profesional por su empresa o colectividad política no vale la pena si existe algún ‘torcido’ por alguna parte. Al respecto, puede resguardarse de ser ciegamente leal si se mantiene fiel a sí mismo o, como quien dice, sin comprometer sus principios morales. Para el efecto, ante todo, levante la voz si percibe algo poco ético. Es posible, naturalmente, que le preocupe ‘sacudir al establecimiento’ en un entorno que usted aprecia mucho, sin embargo; recuerde que el silencio otorga y a menudo permite que continúe el mal proceder, lo que a la postre es malo para la empresa o la colectividad política. No pretenda competir con sus colegas. Cuando los entornos laborales se vuelven competitivos, las personas empiezan a perder de vista lo que está bien y lo que está mal. En su lugar, pretenda formas de colaborar y generar lealtad entre sus colegas. Por último, cambia su perspectiva. Cuando le toque una situación tensa en la que se debate entre lo que es mejor para la empresa o colectividad y lo que es mejor para usted (por ejemplo, su superior le pide que haga algo que usted percibe como deshonesto), procure dar un paso atrás y reflexione sobre cómo en una situación similar, procedería alguien no tan leal ni comprometido con la empresa o colectividad como usted.
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