Ya que la creación de empresas anda al alza por estos días en nuestro entorno, ha de saber usted que una simple ojeada a la estadística permite advertir que más del 40 por ciento de los nuevos productos que se lanzan al mercado fracasan en su primer año de vida. Por esta razón, le comparto que no basta solo con tener una buena idea, fabricar un producto, ponerlo a disposición de la gente y esperar de brazos cruzados a que lo compren. En honor a la verdad, el proceso de lanzar y administrar productos exitosos es complejo y, requiere de planificación y disciplina. Así mismo, es cierto que todo el asunto se reduce a la impecable combinación de análisis e intuición que, así como cualquier plan, consta etapas bien definidas. Sin embargo, no siempre es aconsejable cambiar demasiado la estrategia de marca. Particularmente, si existe un hábito que el consumidor no quieren cambiar. En principio, hay que diseñar una estrategia de desarrollo para el nuevo producto, es decir, determinar qué papel interpretará al interior de su empresa o negocio. El segundo paso, consiste en identificar los beneficios que percibirá y recibirá el consumidor. En últimas, ha de saber usted que, en los primeros meses de vida no hay que poner el énfasis en la rentabilidad, así como tampoco puede olvidarse que el producto solo triunfará cuando alcance una participación de mercado significativa. Si el nuevo producto ha sido debidamente probado (v.g. investigación de mercados) y, resulta único, diferente y atractivo para el consumidor, las probabilidades de un brillante porvenir y permanencia de mercado aumentarán considerablemente.