Del liderazgo a punta de características paradójicas se desprende este segundo aparte. Los líderes que pretenden tener éxito en este entorno empresarial complejo y dinámico deben tener claridad sobre cómo será el nuevo ámbito empresarial y de negocios, así como cuál será el lugar de su empresa en dicho contexto. Esto requiere líderes altamente estratégicos, visionarios que puedan retroceder un paso en su quehacer cotidiano para así analizar hacia dónde se dirige el entorno, comprender cómo se puede crear valor en el porvenir de maneras diferentes a las actuales y defender una posición de mercado robusta para la empresa. No obstante, ser un buen estratega no es suficiente. Los líderes con ADN de ejecutor estratégico deben ser igualmente hábiles en la ejecución (implementación). Necesitan asumir el control del proceso de transformación de la empresa necesaria para alcanzar el porvenir. Precisan poder traducir la estrategia en pasos de ejecución específicos y ver realizada dicha ejecución hasta el final. Requieren poder tomar decisiones operativas ágiles que ayuden a abrir el camino hacia el porvenir. En muchos sentidos, el modelo digital de creación de valor puede requerir habilidades de ejecución aún más sólidas que en el pasado, ya que hay mucho por hacer para así poder superar los límites de lo posible.