Existimos en un entorno recargado de bulla y verborrea que, por lo general, dificulta ubicar un espacio adecuado para el sosiego. Si es usted de aquellos que, como la gran mayoría nos percibimos abrumados con nuestra cotidianidad, le sugiero intente el siguiente ejercicio de meditación plena. Es una rutina sencilla de una hora que le ayudará a reflexionar como a organizar sus ideas para que así pueda usted asumir su cotidianidad con buena vibra. Eso sí, y como norma básica, debe usted desarrollar la rutina en silencio. A saber: 1) La primera media hora se divide en tres segmentos de 10 minutos. Dedique el primer segmento a redactar sus objetivos a corto, mediano y largo plazo. Luego, dedique los siguientes 10 minutos a evaluar el estado de realización de sus metas del día anterior. Utilice los últimos 10 minutos para tomar nota de los objetivos no cumplidos y evaluar las razones por las que no los ha alcanzado. Esto lo ayudará a encontrar la motivación necesaria para seguir adelante. 2) Dedique los próximos 10 minutos a la lectura de algún artículo o libro que le deje una enseñanza novedosa o enriquezca su entendimiento. 3) Luego, dedique otros 10 minutos a redactar, diga usted, por ejemplo; alguna reacción como consecuencia de la lectura que acaba de realizar o quizás algún tipo de escrito propio (un aparte aspiracional, una noción, o cualquier otra redacción que se le ocurra). 4) Destine los últimos 10 minutos para reflexionar. Este aspecto de la rutina le permite aprovechar un espacio de calma durante situaciones estresantes y elegir conscientemente mantenerse alejado de todo aquello que es perjudicial para el estado de ánimo.
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