Con todo lo que acontece en su entorno, adoptar decisiones puede resultar abrumador y complejo. Esto se debe a que está uno luchando contra dos fuerzas: la incertidumbre (no se tiene toda la información que se requiere o el control de todas las variables de juego) y la ambigüedad (el mejor resultado posible es cuestión de interpretación). Para contender la incertidumbre, puede uno intentar recopilar más información, pero para adoptar una decisión complicada frente a la ambigüedad, debe uno comenzar por su propia percepción del éxito. Reflexione al respecto y responda el interrogante: ‘¿Qué es aquello que más valora usted?’ Diga usted, por ejemplo, si pretende uno como deportista de alto rendimiento ser un futbolista consumado, considere cuál es el significado de dicha pretensión. Acaso, traduce esto: ¿Ser el que se echa el equipo al hombro? ¿Ser el goleador del equipo? ¿Ser el volante de creación más efectivo? ¿Disponer de una vocación de sacrificio consumada? Su respuesta, arraigada en sus valores, lo ayudará a identificar lo que tiene que suceder para obtener el resultado que anhela. Eso es lo que debería guiar su toma de decisiones en cada paso de la trayectoria profesional.
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