Quizás, usted, también recuerde el hundimiento del RMS Titanic (o al menos, la película que, sobre el desastre, produjo James Cameron, distribuyo Paramount Pictures en Estados Unidos y 20th Century Fox internacionalmente, y, que tuvo en los estelares a Kate Winslet y Leonardo DiCaprio). Una catástrofe marítima, ocurrida en la noche del 14 al 15 de abril de 1912, cuando el transatlántico británico de la naviera White Star Line, que realizaba su viaje inaugural de Southampton, Reino Unido a Nueva York, colisionó con un iceberg en el océano Atlántico frente a las costas de Terranova. En aquel funesto siniestro, los pasajeros no requirieron persuasión alguna. Ocuparon los botes de salvamento rápidamente. Desafortunadamente, y aprovechando la triste analogía, las dificultades empresariales o de negocio, y hasta las personales, no suelen aparecer en la forma de un iceberg, considerando que estas van tomando forma con el tiempo. En ese orden de ideas, los verdaderos líderes, deben impulsar la transformación para evitar el despeñadero (contrario al proceder irresponsable del capitán del Titanic, Edward John Smith). Es decir que, con un estilo de liderazgo indicado (contrario al proceder irresponsable del capitán del Titanic, Edward John Smith), mejorando los procesos y corrigiendo el rumbo permanentemente, las empresas, los negocios y hasta la gente, enriquecen sus desempeño al gestionar impecablemente su actividad económica o trayectoria profesional. La formación académica o deportiva, es una serie de causa y efecto. Es decir que, “las personas bien capacitadas, siempre podrán mejorar”.