Así como dicta la reconocida canción: cuando de emprender se trata, ‘uno no tiene la culpa, —emprender— no tiene horario ni fecha en el candelario, cuando las ganas se juntan’. Es cierto, no existe una edad ‘indicada’ para transformarse en emprendedor. Naturalmente, contar con experiencia ayuda, pero lo que realmente importa más que la edad son los integrantes de su equipo, su idea de emprendimiento y su habilidad para apoyarse a sí mismo. Así pues, he aquí al respecto unas cuantas sugerencias por experiencia. A saber: Conforme un equipo cuyos integrantes dispongan de diversas habilidades en conjunto. Esto puede incluir mentores, asesores o personas que tengan experiencia en el desarrollo de empresas o de negocios desde la nada o, como quien dice, un buen consultor de gestión de negocios como yo. Incluya a alguien que sepa cómo administrar al personal, así como a alguien con las habilidades tecnológicas necesarias para el desarrollo y las operaciones del negocio, entre otros. Acto seguido, identifique algún aspecto de mercado que realmente le interese resolver. Posteriormente, encuentre inversores que estén igualmente entusiasmados por abordar los aspectos que ofrece la oportunidad de mercado y transmita su entusiasmo en una narrativa evidente y sucinta para ayudar a contagiar a los posibles interesados. En últimas, conviértase en paladín o acérrimo defensor de su idea. Y, si por casualidad se topa usted con prejuicios por su edad u alguna otra forma de discriminación, prepárese para abordar dicha prevención de frente al demostrar su idoneidad como gestor competente, diligente y de confianza. Para emprender, basta con una buena la idea, la actitud y las personas indicadas que lo respalden. De esta manera, puede usted materializar sus expectativas de emprendimiento sin reparar en el horario ni en la fecha del calendario de su actual trayectoria profesional.
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