El bailoteo entre la credibilidad y la confianza

Dos de los elementos más escasos del marketing por estos días, son la credibilidad y la confianza. La credibilidad es escasa porque no es un impulso sencillo y, es extremadamente frágil, al diluirse con frecuencia en la avaricia, los atajos y la ineptitud. Por otro lado, la confianza es insuficiente porque no trasciende. Es como si no fuéramos capaces de realizar más de un actividad a la vez, con el agravante de que están al alza las empresas y los ideales que a diario compiten rigurosamente por captar la atención del consumidor. En ese orden de ideas, el bailoteo acontece porque con frecuencia percibimos la necesidad de intercambiar credibilidad por confianza. Con demasiada frecuencia nos apoyamos en los artilugios, o tendemos a sobre prometer nuestra oferta comercial o, nos entregamos de lleno al bombo publicitario para así captar la ‘atención’ del consumidor. Visto desde dicha óptica, por supuesto que, el bailoteo se hace factible, considerando que son los atributos de las bailarinas los que ‘captan’ nuestra atención y, así entonces, sugerir credibilidad en dicha instancia es como si intercambiáramos los acordes del bailoteo por la suave melodía del bolero. O como quien dice, las nociones más virales solo tienen que pedir y en consecuencia obtienen del consumidor, un ‘click’ del mouse, un ‘me gusta’, un ‘compartir’ y toda la ‘curiosidad que puedan despertar con su insensatez. Por consiguiente, se hace cada vez más difícil encontrar en lo alto de la lista a los individuos y a las marcas creíbles; en cambio, sí abundan los fulanos y las marcas dispuestos a sacrificar la credibilidad por algo de ‘atención’ instantánea.