Antes de tomar su próxima decisión, pregúntese si esta ha de ser estratégica, significativa o rápida. Cuando tiene uno muchas decisiones por tomar, lo más sencillo es adoptarlas todas de la misma manera. No obstante, usted no debería dedicar la misma cantidad de tiempo considerándolas todas, porque de seguro, en algunas se quedará corto y en otras le sobrará el tiempo. Para ser más eficiente, organice sus decisiones en tres categorías: estratégicas, significativas, y rápidas.
Las decisiones estratégicas son por lo general, analíticas y organizacionalmente complejas, y tienen el potencial de impactar la senda de su negocio en el largo plazo. Éstas requieren su atención primordial, como el mayor tiempo de análisis, al igual que un proceso de comprensión exhaustivo. Las decisiones significativas requieren de un sólido caso de negocios, y pueden requerir de cuantiosa inversión, no obstante, no siempre son tan relevantes por sí solas. Confeccione a la medida un proceso para cada una, dedicando mayor tiempo a las más complejas. Las decisiones rápidas no son complejas, son rápidas y por lo general, pueden delegarse. Ahora, y una vez expuesto la toma de decisiones en tres interrogantes, puede usted considerar unas cuantas normas y puntos de chequeo que le permitan tomar las decisiones indicadas en el menor tiempo posible.
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