Que la inquietud del volante de creación no afecte el ánimo del equipo

Es apenas normal experimentar emociones desfavorables en el entorno de juego: frustración, enojo, temor. Pero la forma en que asuma usted dichas emociones, terminará por determinar el estado de ánimo del equipo. En ese orden de ideas, suprimir un estado emocional determinado no va a aportar mayor cosa a sus colegas o subalternos y, ser totalmente honesto al respecto puede resultar contraproducente. Para el efecto, ‘revaluar’, ha probado ser una estrategia bastante efectiva para contrarrestar el asunto. Revaluar el estado de ánimo que a usted le perturba desde una perspectiva más positiva, como, por ejemplo, 1) entender que dispone de tiempo (o se encuentra si así se requiere) para que junto con el equipo encauce usted el proyecto como corresponde o, 2) que dicha iniciativa puede ser tan solo una de las tantas en las que el equipo está elaborando en simultánea. Tenga presente que, así como a un partido de fútbol se le puede dar vuelta al marcador, la frustración como consecuencia de un proyecto que no cumple con las expectativas previstas, también se puede revertir. El quid del asunto no es pretender que el inconveniente no existe. La forma de abordar dicha emoción adversa es enmarcar el inconveniente como un desafío en el que junto con el equipo puede usted tomar las medidas necesarias para superarlo. La revaluación le aporta a la perspectiva o, como quien dice, asimilar que los miembros del equipo igual están decepcionados con los resultados del proyecto y que, en lugar de más críticas y reprensión, lo que necesitan es aliento y confianza de parte del volante de creación o líder. Intente poner en práctica la estrategia de revaluación emocional en situaciones de bajo riesgo, como para que así puede usted ir ganando cancha y para cuando alguna otra situación más compleja y ‘peluda’ se atraviese en su camino.

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