Marcas farmacéuticas

¿Será que el tema trasnocha al paciente? Estimo que no. ¿O acaso, ha visto usted muchos por ahí con una camiseta que diga ‘AMO EL VIAGRA’? Por supuesto que no, como tampoco se encuentra urólogo alguno jugando al golf con gorra que lleve timbrada la aclamada marca; para muchos la segunda revolución sexual y para otros tantos, motivo de alteración, tal cual Alberto Bravo, presidente de Asinfar (gremio de las farmacéuticas nacionales), despelucado presumiblemente porque la Guía para el análisis de patentes de la SIC permitirá amparar los segundos usos, como en el caso del sildenafil.

En fin, lo que percibo del posicionamiento de las marcas farmacéuticas es que, lo único esencialmente relevante para el consumidor, es el poder solicitar un medicamento preferiblemente por la marca, en vez de tener que pronunciar su nombre genérico. Es más, hemos confirmado que la mayoría de los pacientes ni siquiera refutan cuando el médico determina cambiarles la marca habitual de su medicamento o por el equivalente genérico más conveniente para la EPS.

El punto es que, en la mente del paciente como en la del médico, lo primordial es el producto y no la marca. Oportuno sería que la industria farmacéutica concentrará sus esfuerzos en proveer una experiencia de marca realmente cautivadora y descartara en el proceso, la idea de ‘posicionamiento’ fundamentada en destacar las diferencias entre los medicamentos de marca y sus equivalentes genéricos, distinciones que sólo la industria percibe y que a nadie más le importan.

Es cierto que para las casas farmacéuticas, no es sencillo proveer una experiencia de marca en un entorno de vigilancia como el del INVIMA, mas en el pasado, ya otros lo han logrado, o al menos así fue el caso de EROXIM, sildenafil de LAFRANCOL que, cambió la forma, el tono y el contenido de su comunicación, logrando literalmente esfumar el VIAGRA de la mente del consumidor.

Se lo crean o no, en mora están de permitir entre industria y paciente, la comunicación directa de información relativa a medicamentos éticos, pues sólo así el consumidor dispondrá del panorama completo que le habilite para tomar mejores decisiones informadas. ¿Estamos Alberto?