La interacción con la audiencia es esencial para las marcas. Obvio, considerando que dicha correlación es copartícipe con la intención, la actitud, la preferencia, la percepción y el desarrollo. Sin embargo, la sabiduría convencional rehúsa aceptar cualquier posibilidad de desarrollo de negocio o marca fundamentada en una actitud.
Conducta empresarial que a mi criterio es el motivo por el cual han desaparecido gradualmente algunos de los grandes negocios. Bajo la premisa, ‘debemos resguardar una posición en la mente del consumidor’, estas empresas consideraron oportuno permanecer intactas en sus menesteres acostumbrados mientras su audiencia avanzaba.
En fin, y aun cuando haya sido de traspiés en traspiés, paulatinamente los líderes han ido comprendiendo que ni sus instalaciones, ni sus grandes presupuestos, ni sus tecnologías son su activo más potente. En cambio, sí lo son, sus compromisos con el consumidor, aunque, no precisamente aquellos que se manifiestan ‘en chino’ a través de las redes sociales.
De la cotidianidad, emergen en cantidades sin precedentes, originales como re-encauchados productos y servicios con los que jamás podrá estar a la par si insiste en comportarse como un extraño, observando y reaccionando desde la conveniencia de las redes sociales.
El verdadero porvenir significa involucrarse desde el interior, generando valor en asocio y para un conjunto de personas con opiniones semejantes. A estas alturas del partido, ya es hora de retomar la convención que permite profundizar sobre sus expectativas, esperanzas y preocupaciones, tal cual para favorecer el abastecimiento de novedosos hábitos y oportunidades que les beneficie tanto a ellos como a su negocio.
La Batalla de Boyacá, fue la batalla decisiva que garantizaría el éxito de la Campaña Libertadora de Nueva Granada y una de las batallas más importantes de la guerra de independencia de América del Sur. La batalla fue la culminación de 77 días de la campaña iniciada desde Venezuela por el Libertador Simón Bolívar para independizar el Virreinato de Nueva Granada.
Y lo que se me hace difícil de imaginar es que, Simón Bolívar tal cual una comunidad de individuos con opiniones semejantes, pudieran empuñar las armas con tanta autoridad y poder como en aquella ocasión, y lo hicieran sin un solo seguidor en Twitter.
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