Manifestarse, así algunos lo consideren equivocado o tenebroso, es bastante más apreciado que quedarse callado sin murmurar palabra alguna. O como quien dice, debe usted contribuir si lo convocan a la sesión de ‘lluvia de ideas’, o al comité de marketing, o cualquier otro comité, por lo demás. Si no lo va a hacer, es preferible abstenerse de aparecer por allá. Presentarse todos los días en la oficina para realizar sus deberes no es un asunto perjudicial, aunque el déficit de iniciativa exhibida, sí tiene en definitiva un costo para la organización, si considera que su cargo pudo haber consagrado a algún colega capaz de agregar mayor valor a la gestión que usted actualmente realiza. Para algunos, es tentador quedarse sentado en absoluto silencio cuando asisten al comité; tomar apuntes, y parecer obedientes o, al menos, consideran otros tantos, no estorbar, ni contrariar a nadie con su proceder e intervenciones. Sin embargo, resulta, pasa, sucede y acontece que, el costo de oportunidad, sí es relevante para la organización (establecida o recién posicionada en algún segmento de mercado). Es decir que, aquellos que asisten al comité y eluden su contribución, es como si la estuvieran contrarrestando con su falta de participación. Exponer públicamente su parecer, así este no concuerde con las nociones de los demás, es señal de carácter, tal cual de iniciativa. Así como en el comité, pierda cuidado, diga usted, por ejemplo; si al expresar su opinión en las redes sociales esta va en contravía del dictamen de la muchedumbre. Debe usted manifestarse porque así lo estima pertinente, expresando sus argumentos o perspectivas y, si por casualidad alguien se indispone, pues de malas, ‘no pasa nada’; no todos compartieron las mismas apreciaciones.
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