La gente debe pretender la autonomía para así poder expresar su autenticidad en el ejercicio profesional. Como tal, la autenticidad tiene múltiples beneficios y, uno de ellos, sugiere una investigación, es que la legitimidad fomenta el comportamiento ético. Cuando las personas perciben que sus responsabilidades profesionales se alinean con sus valores personales, es más probable que actúen en correspondencia con dichos valores (y viceversa). Existen diferentes aspectos que usted como persona puede ejercitar para promover la autenticidad.
Primero, controle sus compromisos y la forma cómo los realiza. Confeccionar y proyectar sus actividades profesionales puede contribuir a que usted se sienta más conectado con su propósito.
Segundo, defina cuáles son sus valores. No se limite a predicar su integridad: comparta historias de su práctica profesional en las que se manifieste dicha entereza.
En tercer lugar, sea transparente respecto a cómo avanza y transforma usted su gestión de ascenso. La forma en que realiza sus propósitos debe ser clara y evidente para todos los que tengan que ver con su entorno profesional.
Y, por lo demás, no intente forzar la autenticidad: algunas personas pueden sentirse incómodas con la realidad. Conozca y domine uno por uno las exigencias de su equipo.