Por estos días se habla mucho de las diferencias entre los millennials que, están comenzando a ascender en las posiciones de influencia en los negocios, y aquella generación de más larga trayectoria en el oficio que hasta ahora los ha dirigido; bien sea porque ser ‘nativos digitales’ les da a los primeros una perspectiva cultural fundamentalmente distinta, o porque tienen expectativas de carrera totalmente diferentes a sus antecesores.
Pero, ¿cómo entonces, se desenvuelve realmente la diferencia generacional y actitudinal en el lugar de trabajo?
¿Será que los agentes de marketing de trayectoria y los que van en ascenso están ciertamente en desacuerdo entre sí con respecto al balance de la profesión y la existencia, el propósito de la marca y el papel del marketing en los negocios; o tienen en efecto más en común de lo que se cree comúnmente?
En ese orden de ideas, se me da sin temor a equivocarme que, son más bien pocos aquellos agentes de marketing, independiente de si son de trayectoria o de si su carrera profesional recién va en ascenso, los que dicen tener poco o nada que aprender de su contraparte.
Aunque es ampliamente aceptado entre los profesionales que, los fundamentos del marketing han cambiado poco en los últimos treinta años, las diferencias generacionales empiezan a surgir a partir de la noción ‘nativo digital’.
Y sin embargo, tenemos más en común que diferencias, independiente de la generación de marketing a la cual pertenezca usted. El quid del asunto entonces es que no a todos se les da lo de ‘digital’ y, razón por la cual estos profesionales deben estar predispuesto a enriquecer su práctica con la experiencia que ofrece su contraparte más nativa en el aquello.
Naturalmente, no faltan aquellos que perciben una diferencia generacional en términos de entender los canales digitales, no obstante, para mí, este es un pequeño factor en comparación con el valor compartido que representa entender y dominar las habilidades fundamentales del marketing.
En mi entender, son las habilidades básicas en torno a la creatividad y el conocimiento, las que conceden la posibilidad de sacar el máximo provecho de la profesión: es allí donde radican los fundamentos que lo impulsan todo.
En este, los tiempos de la selección natural de la idea en la cuarta revolución industrial, el marketing en la red de las maravillas, la inteligencia de marca en la era de las redes sociales oscuras y los datos flojos, se requiere que la función de marketing sea colaborativa, razón por la cual las habilidades digitales son esenciales; pero así mismo, el agente de marketing contemporáneo debe comprender el servicio al cliente y todo cuanto ocurre con la operación del negocio más allá del entorno digital, particularmente, todo aquello relacionado con las cifras comerciales.