¿Qué sería de P&G sin Unilever, o de Coca-Cola sin Pepsi, o de Pfizer sin Abbott, o de la Mechita sin el Deportivo Cali, o de Santa Fe sin Millos, o de Tigres F.C. sin Fortaleza Ceif? Nada, probablemente, ya que la competencia es una señal. Pero no tanto, como para dejar por el suelo los colores de la institución por la cual se hincha. Y eso, precisamente, fue lo que hicieron Felipe y otro desquiciado padre de familia de un par de futbolistas de ‘Forta’ que, sobre las tres de la tarde, arengaban a favor de sus pupilos el domingo pasado en River Camp.
‘¡Ñeros, a ver ñeros, pues!’ ‘¡Han de ser Petristas!’, gritaba Felipe a todo pulmón, mientras que el otro sinvergüenza, sin siquiera ruborizarse, le hacía zancadilla a un contrario de su hijo que picaba al vacío por la banda donde éste se encontraba.
Vergüenza, física vergüenza dan estos engreídos patanes ignorantes que, por lo demás, tienen la desfachatez de estratificar a los jugadores de la Liga de Fútbol de Bogotá de acuerdo con el extracto bancario de sus padres.
La competencia es buena, pero en un marco de respeto y lealtad.
De hecho, los mejores restaurantes de cualquier ciudad capital del mundo están de una a dos cuadras entre sí; los libros en las librerías se venden mejor cuando se ubican en el anaquel rodeados de otros libros, la ostensible competencia; y, las soluciones tecnológicas son más sencillas de promocionar, si hay más de un emprendedor explorando la categoría.
Sí, la competencia es una señal. Significa que puede usted ofrecer algo a cabalidad; demostrar al profe que tiene usted con que ‘guapear’ para ganar la titularidad en la nacional. La competencia otorga reconocimiento a la gente. Competir hace factible destacarse de entre los demás.
La competencia nos permite comprender que a la gente le gusta todo aquel con espíritu combativo, respetuoso y leal, independiente del segmento en el cual compita.
Y, si usted es de aquellos que considera no tener competencia, ya es hora de encontrar alguna por ahí, para determinar si en realidad es tan bueno como se cree.