Si somos conscientes de la autoridad del consumidor para adoptarnos o abandonarnos, ¿por qué le ignoramos? Sencillamente porque algunas marcas son tan indecisas y temerosas, que nunca logran despegar.
¿Qué hacer entonces para levantar el vuelo? Reduzca los excesos y deshágase de los estorbos —todo el sin sentido que le impide surgir como marca—.
Obstáculos como todos los despojos que traducen “yo también” hago lo mismo, que le ayudan a encajar en el segmento a través de mensajes fáciles de olvidar e insulso desarrollo de marca, pero contrario a la utilización de soluciones que verdaderamente le permitan sobresalir de entre los demás y erguirse por encima del bullicio.
Cuando su marca utiliza la misma aproximación de los demás, usted termina por promover la categoría en vez de su marca como debería ser.
¿Por dónde empezar? Inicie por deshacer los inconvenientes: Promesas vacías, ideas reiterativas que todos utilizan, y el repertorio de necedades que comparten por igual sus competidores. ¡He ahí un buen comienzo!