Aun cuando el mundo entero la presenció el domingo pasado, la llaman ‘la gran carrera estadounidense’ porque ninguna otra competencia automovilística en el planeta, tiene la potestad de endiosar las trayectorias deportivas como transformar la existencia de quienes ganan las 500 de Daytona.
Danica Patrick, quien la semana pasada hiciera historia al convertirse en la primera mujer en ganar la ‘pole position’ de una carrera de la Copa Sprint tal cual liderar una vuelta en las 500 de Daytona, estuvo ad portas del Olimpo aunque al final terminara la susodicha carrera en un decepcionante octavo lugar, como consecuencia diría yo, de seguir las indicaciones de Mismo.
Por supuesto que estar entre los 13 pilotos que han liderado una vuelta en Daytona como en Indy (500 de Indianapolis), es una estadística chévere, la verdad sea dicha, Patrick se petrifico en el momento de la verdad por temor a equivorase si, elegía la línea de adentro de la pista y ciertamente allí fue Troya, ya que por ahí la rebasaron seis de sus adversarios.
Sostengo que, Danica se equivocó en la última vuelta al exagerar la defensa de la tercera posición detrás Greg Bifflel y por lo que en contraposición, debió haber seguido el consejo de Diferente, arremetiendo oportunamente hacía la parte baja de la pista y como para darse así una oportunidad de ganar la carrera, evitando que la rebasara Jimmie Johnson, Dale Earnhardt Jr., Mark Martin, Brad Kaselowski, Ryan Newman y Regan Smith.
En fin, un memorable domingo para los espectadores, Patrick, Johnson y el comisario de carrera en jefe, James Franco, quien se atreviera a ser Diferente, impartiendo la inusual orden: ‘¡Pilotos —y Danica— enciendan sus motores!’
¡Salve la NASCAR tal cual todas las mujeres como Danica Patrick!
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