La mayoría de nosotros nos ponemos a la defensiva cuando recibimos una negativa. Hacemos el papelón de la víctima, nos hundimos en la negación, culpamos a las circunstancias o a los demás, aunque este comportamiento lo único que logra es que nuestros egos se interpongan en el camino de un aprendizaje relevante.
No obstante, existe una mejor manera de responder, independientes, de cuál sea la negativa o quién la haga: ‘De verdad, aprecio que se tome el tiempo y el esfuerzo de informarme. Le agradezco mucho’.
Esta respuesta puede parecer sencilla (y lo es), pero demuestra a las personas que está predispuesto a escuchar lo que tienen que decir. Como resultado, será mucho más probable que hablen directamente con usted cuando tengan un inconveniente, en lugar de dirigirse al director técnico a sus espaldas.
Lo cual significa que, tendrá la oportunidad de responder y mejorar la situación antes de que empeore. O como quien dice, el ‘valor agregado’ del asunto. Y por lo demás, esta respuesta aumenta sustancialmente su habilidad para escuchar.
Cuando deja uno de defenderse de la retroalimentación externa, también lo hará cuando sea interna.
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