Bájele al reto para detener el impulso de procrastinar

El acto de procrastinar es una forma de autosabotaje que debemos evitar. Por ese motivo, debemos esforzarnos por renovar nuestros hábitos con método. La afirmación se la leí el otro día a Susana P. Gaytan, profesora titular de Fisiología, Universidad de Sevilla, en el portal de The Conversation, una organización sin ánimo de lucro. Resulta que, detrás de nuestras tan anheladas metas está la neurociencia, pues el cerebro humano, a pesar de que es plástico y ha sido seleccionado para poseer una gran capacidad de aprendizaje, le cuesta menos mantener un comportamiento habitual que abandonarlo para adquirir uno nuevo; por más que el cambio mejore sustancialmente nuestra vida. En ese orden de ideas, todos tendemos a posponer las labores incómodas o tediosas en ciertas circunstancias, particularmente, cuando son una pequeña parte de un proyecto más grande o una meta a largo plazo. Al respecto, puede usted adoptar estas sencillas tácticas motivacionales para detener su impulso de procrastinar. A saber: Ante todo, comprométase con una fecha límite. Marque una fecha en su calendario y hágase responsable por cumplirla. Luego, adopte pequeños cambios de comportamiento, diga usted, por ejemplo; en lugar de concentrarse en la monumental labor que tiene por delante, bájele al lance y encuentre una manera manejable de iniciarla. Si se percibe abrumado por su bandeja de entrada, por ejemplo, procure responder el o, los dos o tres correo electrónico más relevante y, de nuevo, bájele al reto. Si siente que está tomando una gran decisión, es posible que el estrés lo paralice. Como alternativa, reformule su proyecto como si fuera un experimento, en el que reconozca que el desenlace es incierto y establezca sus expectativas en consecuencia. Cuando no hay presión, es mucho más sencillo motivarse para empezar.

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