Concentrarse cuando se está bajo presión es bastante difícil de por sí; mucho más si, se está agitado y cansado después de 80 minutos de partido. Su presión sanguínea y ritmo cardiaco se elevan, la adrenalina y el cortisol inundan su cuerpo y, ahí es cuando su instinto de supervivencia entra en escena y, en conjunto, interfiere con la toma de decisiones. Para evitar una mala toma de decisiones cuando se está bajo presión, preste especial atención a sus síntomas físicos.
Todos llevamos una salvaguarda interna que nos ayuda a monitorear nuestras reacciones. Conecte con esa sección de su mente y preste atención a las sensaciones físicas y emocionales que puedan indicar que su nivel de presión esté incrementándose: retorcijones en el estómago, sensación de ansiedad o pánico.
Al prestar atención a dichas reacciones, puede usted controlar su precipitado proceder. Diga usted, por ejemplo, cuando recibe usted un mal pase de cara al arco, pero no logra el dominio total, preferible descargar en un compañero que malograr la oportunidad en un tiro desviado o al ‘palo de mangos’. Lo propio, cuando reciba un molesto email, y note que está usted medio cabreado, preferible calmarse antes de responder.
Utilice su salvaguarda para reconocer dichos impulsos y decidir acertadamente como corresponde antes de reaccionar.