Primero conozca su condición humana

Si es usted uno de aquellos tantos que por estos días, pretende empoderarse con el “personal branding” o marca personal como se dice en castellano. Con poco más de 27 años transcurridos desde mis inicios en Ogilvy & Mather, actualmente aplico mi experiencia profesional a transformar la estrategia de marca en algo más que tácticas. O como quien dice, mi trayectoria profesional tiene su fundamento en las marcas y por lo cual, uno que otro consejo al respecto sí puedo dispensar.

Mi transcurrir laboral ha concedido muchos hallazgos en diversas áreas de interrelación, pero quizás el más relevante de todos ha sido: “la interacción requiere de iniciativa” (o de liderato, dirían los gerentes más sobresalientes).

Una memorable parábola de origen desconocido aunque atribuida a Esopo, y bastante popular entre las personas que hacen parte de la generación X, servirá para ilustrar a los más jóvenes la susodicha noción.

Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo: —Amiga rana, necesito cruzar el río. ¿Podrías llevarme en tu espalda? —No. Si te llevo en mi espalda, me picarás y me matarás. —No seas tonta, le respondió entonces el escorpión, si te picase, me hundiría contigo y me ahogaría. Ante esta respuesta, la rana accedió. El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron a cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, el escorpión picó a la rana. La rana, al sentir el picotazo y darse cuenta que iba a morir, le preguntó al escorpión: —¿Por qué me has picado, escorpión? ¿No te das cuenta que tú también vas a morir? A lo que el escorpión respondió: —Rana, mi amiga, soy un escorpión. Tenía que picarte. Es mi naturaleza.

La moraleja de la historia es que, no debe engañarse con los demás al creer que son o pueden ser otros y mucho menos, engañarse a sí mismo respecto de quién es usted.

La sabiduría convencional, le incita a reflexionar como rana al susurrarle al oído que la naturaleza de las personas puede cambiar. Que cualquiera puede ser lo que se proponga si se esfuerza lo suficiente.

Y aquí es donde debe usted rechazar de tajo la noción y recordar lo que la rana olvido: “cada individuo tal cual el escorpión es fiel a su naturaleza en particular”. Quiere decir esto que, cada persona tiene sus propias motivaciones, su propia forma de pensar y su propio estilo de interrelación con los demás. Debe usted saber entonces que, el margen para remodelar a alguien es bastante estrecho.

Pero no es necesario que usted se de golpes de pecho al pretender rastrillar cualquier diferencia, en cambio, capitalícelas y elabore al respecto. Procure ayudarse a sí mismo tratando de ser cada vez más lo que usted ya es (descartando lo descartable, claro está).

Tenga presente: que las personas no es que cambien mucho; no pierda el tiempo pretendiendo incorporar lo que no le incluyeron de fábrica; descarte lo descartable.

Recuerde que, usted no es que tenga realmente potencial ilimitado; olvídese de estar siempre corrigiendo sus debilidades (procure cuando menos controlarlas); e insista tal cual las marcas, en desligar su proceder de los esquemas de molde.

Y ya verá entonces cómo puede usted empoderarse con su marca personal.