Peculiar aproximación para el emprendimiento exitoso

Tal cual una puesta en escena, en la que los personajes adoptan distintos papeles protagónicos aunque ceñidos al libreto preestablecido, cada iniciativa de emprendimiento tiene sus propias características, definidas en esencia tanto por sus líderes como por su cultura corporativa. Y si la realización en cartelera es la “innovación”, en el guion debe aparecer explícito el objetivo pretendido, el posicionamiento actual y el plan de acción a seguir, para así reducir el margen entre lo que se espera y lo que en el momento se dispone. Del colectivo, “The School of Life”, este revelador corto pone a consideración del emprendedor contemporáneo, el principal aspecto requerido para materializar el sueño de convertirse en empresario independiente: “la idea”. Aunque, cierto es también que el plan de emprendimiento requiere de múltiples factores, son en esencia los ideales los que mayor probabilidad de éxito aportan a la iniciativa. Y así entonces, ¿de dónde surgen las buenas ideas? Podría ser, según sugieren, que nuestros momentos más infelices son una inagotable fuente alterna de idearios.

En ese orden de ideas, y porque uno debe tener claro que tipo de empresario independiente anhela ser, quizás a usted, así como a mí, le sirva en algo las enseñanzas que, Robert M. Tomasko, comparte en su libro, “Go for Growth”:

El transgresor de normas— se destaca por generar cambio e incertidumbre, y hace un gran impacto en el mercado, al menos hasta que surja otra empresa del mismo tipo. Por lo general, son jóvenes, disponen de escasos fondos y anhelan crecer a través de productos o servicios novedosos. Tiene una visión lo suficientemente osada como para desestabilizar a la competencia, aunque esté consolidada. Se mueve mejor en los segmentos embrionarios. Sus debilidades potenciales son la pérdida de contacto con las exigencias de los nuevos clientes, no tener disciplina en materia de costos y ser ineficientes para madurar el mercado.

El tahúr— mientras el transgresor induce deseos en el consumidor, el tahúr se destaca por satisfacerlos. Se desarrolla mejor en mercados de rápido crecimiento. Es un competidor desenfrenado, maestro en alcanzar alta participación en el mercado, y no tiene reparos en imitar el éxito de un producto de otro empresario (léase, empresario “me too”). Entre sus debilidades potenciales pueden mencionarse tres: perder de vista la dinámica a largo plazo de sus mercados (los cambios demográficos, las discontinuidades tecnológicas o la globalización), estar excesivamente descentralizado y violar las normas éticas (tipo cártel de los pañales).

Productor de normas— es el que establece las reglas para sus mercados y, por ese motivo, muchas veces termina “adueñándose” de un segmento. Este tipo de empresario permanece en la cima porque sabe cómo guiar el comportamiento de sus clientes, competidores y asociados. No obstante, suelen ser desconfiados y tardan en exceso para tomar decisiones. Les cuesta percibir los cambios en el mercado, están muy centralizados y tienen dificultades para informar y transmitir. Les va mejor en mercados de crecimiento tardío como en los que maduran prematuramente.

El especialista— se caracteriza por establecer un enfoque y así alcanzar la estabilidad. Es capaz de consolidar y proteger los nichos rentables, como para que no ingrese otro competidor. Algunos son especialistas en “precio”, otros lo son en “servicio”. Entre sus debilidades, puede mencionarse que es lento para percibir y adaptarse a los cambios, exagera control y adopta una mentalidad en exceso basada en las materias primas. Se desempeña mejor en mercados saturados.

El repentino— improvisa cuando tiene otra opción de crecimiento disponible. Avanza a los empujones, por lo general en mercados caóticos e inciertos. Suplen la falta de un enfoque definido con velocidad, sagacidad y flexibilidad. Descarta el largo plazo como estar alejado de la realidad, son sus principales debilidades.

¿Que cómo hace usted para determinar la clase de empresario que es? Sencillo, mire por dentro y por fuera.

De este lado, considere la naturaleza de su negocio (desarrollo, índice de crecimiento, procedencia y cantidad de competidores, tal cual las estrategias que éstos tienen delineadas) y las tendencias de mercado (clientes y tipo de tecnología). Del otro lado, examine cuáles son para usted, las prácticas organizacionales y de gestión empleada para establecer el rumbo, los procesos de planeación, los sistemas de control e información, así como la visión de porvenir de su negocio.

Y por lo demás, recuerde que así como distintos tipos de empresario hay, diversas también son las estrategias de desarrollo que podrá usted elegir.