A propósito de la interacción social, así como la investigación de mercados en línea y, aunque es incuestionable el aporte de la tecnología para dicha interacción, se me antoja como frívola y carente de emoción. Al respecto, se me ocurren tres razones para sugerirles continuen con la interacción cara a cara:
Percibir las emociones de la gente— Es invaluable interactuar con las personas para advertir su expresión facial y corporal. Como dirían los de P&G: en las sesiones de grupo los consumidores afirman que tanto Pantene como Sedal son buenas marcas. No obstante, cuando se expresan de Pantene lo hacen en forma más animada e inclinados hacía adelante en sus asientos, reflejando así su cercanía con la marca, y contrario a la monótona participación de quienes hablan por Sedal.
La oportunidad para salirse del libreto— Compartir una cerveza con los amigos y amigas en un bar, así como el cuali tradicional permite improvisar y abandonar el libreto si la discusión lo amerita. En las redes sociales, como con el cuali en línea, la improvisación es un tema mucho más complejo de abordar.
Amistades y consumidores replicando entre sí sus puntos de vista— Las amistades y los consumidores interactúan, comparten y refutan sus argumentos. Una vez más, este tipo de conversatorio es factible con la interacción, diga usted, por ejemplo, en un bar o con el cuali tradicional que, por lo demás, es muy dificil de emular en las redes sociales o con el cuali en línea.
En consecuencia, se me hace que el tema es parecido al modo en que interactúan las redes sociales y los medios de información tradicionales que operan sin excluirse mutuamente o, como quien dice, deje para las redes sociales ciertas labores de aproximación, particularmente aquellas que son rutinarias, y utilice la interacción cara a cara o la aproximación cuali convencional cuando requiera ‘ir más allá de la cerveza con la damisela’ o explorar en profundidad y más lejos de la simple descripción de comportamiento, considerando la explicación de las causas de ciertos patrones conductuales, tales como la identificación de los deseos y expectativas que, en ocasiones la damisela o el consumidor tan sólo tiene presente subconscientemente.
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