La pea de Bavaria

Es la única explicación que le encuentro al consenso sobre responsabilidad social empresarial de Fernando Jaramillo —Vicepresidente de Asuntos Corporativos de la tradicional cervecera— el cual sin reparo alguno, manifestó hace una semana (sábado 25 de junio) en la sección de opinión de El Tiempo, bajo el rimbombante titular, «Consumir con responsabilidad. Alcohol, convivencia y cultura ciudadana».

Tan sorprendente sus apreciaciones, como la disposición del periódico para facilitar sus espacios a quien pueda obviamente pagarlos para expresar su desacuerdo, con la medida de las autoridades que restringe la venta de alcohol de 11:00 p.m. a 10:00 a.m. y que evidentemente, incomoda y atenta contra los intereses corporativos de la cervecera.

¿Cómo más podría uno interpretar el declarado concepto? «La corresponsabilidad y la cooperación entre autoridades y empresa privada, más que la restricción del expendio de alcohol, es el camino efectivo para resolver estos problemas».

El tema, así como tanto de lo que acontece en Bogotá, tiene pelo para moño, pero las cifras de alcoholismo en adolescentes capitalinos presentadas en el Concejo de Bogotá por el H.C. Edward Arias Rubio en un foro sobre la materia en mayo del año pasado, podrían percibirse como trasnochadas, aunque no menos elocuentes como para que el pragmático funcionario nos sugiera que «se debe empezar por casa»(otro sería el cantar, sí algún despierto coterráneo le hubiese advertido del hecho a los progenitores, diga usted, por ejemplo, de nuestros gobernantes, los contratistas de la 26 o del sinnúmero de aventajados compatriotas que enaltecen todos los días la dignidad de nuestra nación, como diría Ernesto Yamhure): «Cerca del 20% de los hombres y alrededor del 12% de las mujeres dicen haber empezado a consumir alcohol antes de los 10 años, el 84% de los jóvenes se iniciaron con cerveza o vino, con la diferencia entre hombres y mujeres, la cerveza es la primera bebida de inicio para los hombres y el vino, cocteles y aperitivos para las mujeres…»

En cuanto a que son una compañía socialmente responsable, diría que Bavaria va a requerir mucho más que publicar y difundir «cartillas para los padres sobre cómo hablar de alcohol con sus hijos», y la capacitación de miles de tenderos y puntos de venta sobre la importancia de cumplir la ley que prohíbe la venta de alcohol a menores. Como también resalto que son loables sus esfuerzos en la materia…

Simplemente, es que la RSE (responsabilidad social empresarial) requiere mucho más que proclamar consumo y mercadeo responsable, o predisponer programas de desarrollo sostenible que, por cierto, deben satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades. Y como el tema es de corresponsabilidad y cooperación, aprovecho la oportunidad para al respecto aportar mi sentido juicio, desde la óptica de la inteligencia emocional, aquella que conjuga pensamiento y emoción:

Sustitución del patrocinio de la Selección Colombia— La cerveza Águila por Pony Malta. Ya sé que algunos dirán, ¿pero qué es ésta insensatez? ¿Acaso la cervecera holandesa no auspicia la UEFA Champions League? Sí, es cierto que la cerveza y el fútbol tienen una estrecha relación que va mucho más allá de los bares, las tiendas de barrio o los sofás de casa. Aunque, es esta una oportunidad ideal para demostrar con creces la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace. Además, quién quita que con el cambio nos despojemos del estigma de la selección que juega como nunca y pierde como siempre, y así quizás logremos ganarle esta tarde a Costa Rica en la presente edición de la Copa América (particularmente, ahora que el mítico “Bolillo” Gómez, ha dicho que se va si Colombia no pasa de la primera ronda).

Jubilar a las Chicas Águila— Esta si que ha de ser una alternativa popular, especialmente, entre aquellos capaces de bajarse solitos un petaco de cerveza, o en casa agarrar la mujer a coñazos, o echarse a dormir y a la mañana siguiente como si nada, repasar con sus hijos la cartilla que nos enseña como individuos a disfrutar sanamente y con moderación el alcohol. Dirán otros, que esto es un proceder apenas normal, pues hace parte de nuestra idiosincrasia machista. ¿Quién sabe? No obstante, el caso es que ya es hora de desligar las despampanantes modelos del branding de Águila o pretender consagrarse en el Olimpo publicitario de la mano del prototipo de mujer de calendario que popularizó en los 70’s la industria de pinturas como la de tuercas y tornillos.

Decida lo que decida Bavaria, es cierto que ningún esfuerzo será suficiente si omiten demostrar con hechos su voluntad de ser una compañía socialmente responsable, pues sus argumentos no superarán las meras patrañas relacionistas que se perciben en el horizonte corporativo de la tradicional cervecera, y como para despistar o entretener al baboso consumidor.

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