La imagen de Pacho

Cierto estilo de liderazgo toma las decisiones siempre en el mismo punto del continuo, como si al llegar a ese punto la aguja del marcador se quedara pegada. Ellos suponen que ser decidido significa tomar por su cuenta decisiones apresuradas, cuando lo que en realidad significa es tomar decisiones en el momento adecuado y en la forma correcta.

“Nunca digas a la gente cómo hacer las cosas. Dígale que hacer y ella los sorprenderá con su ingenio”.

Una de las muchas fuentes de confusión acerca del liderazgo fue la introducción de la idea de los llamados estilos: liderazgo autocrático o autoritario, democrático y laissez-faire (o hágalo como quiera). Esto implica, claro está, que en sentido moral el primero era malo y el segundo bueno.

Eran juicios críticos de valor. Pero estos términos —autocrático y democrático— son políticos en su origen; en el mundo laboral su uso es limitado.

Estudios de grupos en accidentes de tráfico y en incendios forestales, señalan que la gente no refutará las instrucciones si uno se muestra seguro de los que está haciendo.

Pero hay un tipo autoritario de personalidad que gusta dominar a otros (y a la vez ser dominado por otros; una mentalidad jerárquica).

Ese tipo de persona ahora es muy escaso y menos aceptable para los subordinados y colegas que hace cien años. En ese sentido, se ha vuelto común un estilo de liderazgo más democrático —relativamente poco común cincuenta años atrás—. Ciertamente, el estilo está ligado a la toma de decisiones, aunque es más una cuestión de personalidad, temperamento, actitudes y valores.

—John Adair (apartes del libro, “Líderes, no jefes”)

En ese orden de ideas, Pacho, “el liderazgo es la cosa más personal del mundo por la simple razón de ser uno mismo lo que se es” y; Álvaro, “no me cuente qué tanto trabaja, más bien cuénteme qué tanto logra usted hacer”.

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