Desde siempre, pero cada vez más por estos días, configuramos y desempeñamos nuestra gestión para encajar en las expectativas de otros como si fuéramos productos de molde en una banda transportadora de alguna máquina existencial. Así pues y, si quiere usted engrosar las filas de los asalariados, debe usted primero, después de una larga y costosa formación académica, incorporar en su currículo las palabras indicadas con las que busca usted ser etiquetado, para luego, y si aprueba usted el filtro de etiquetas, pretender congraciar con algún bisoño o curtido seleccionador de recursos humanos en alguna entrevista.
Lo propio aplica en el fútbol, ya que son muchos los referentes de éxito con los que el ‘profe’ habrá de medirlo antes de soltarle la ‘titularidad’.
O, si usted, como yo, es redactor y mercader de ilusiones, no le faltara algún SEO o cualquier otro tipo de experto que le indique como elaborar su trabajo para que sea leído por una máquina y cuyas características estén en línea con los estándares que Google estableció.
Al diablo con eso, pues ninguna disciplina requiere de moldes para alcanzar el éxito. Es más, los que exceden son más bien fuera de serie. Si no me cree, haga usted su propio recuento.
En ese orden de ideas, todo tiene su propio índice de normalización, llámese ISO, IEC o como quiera que les llamen a las normas en el entorno profesional en el cual usted se desempeña.
Así fue cómo se empezó a esbozar desde los tiempos de la Revolución Industrial e, hicimos lo mismo cuando comenzaron las líneas de ensamble. Cada pieza tenía que ser del mismo tamaño, los engranajes en el sistema eran menos importantes que el sistema en sí.
Hacerse elegible en serie, de entre una gran base de datos de ideales para la máquina profesional, puede parecer un atajo para la realización de sus expectativas. Después de todo, encajar como un engranaje elegible de esa maquinaria es una alternativa para un pronto comienzo. No obstante, también es la mejor manera de ser ignorado, pues al elegir ser uno de tantos, se hace uno a una ‘posición’ que es fácil de etiquetar, limitar y luego ignorar.
¿Qué ocurrirá entonces, si la ‘posición’ profesional en serie que desempeña usted se hace rechazable? Exacto: se llega al final de los noventa minutos y sin tiempo suplementario; no va más la bola rodando; ‘ta luego’, ‘sayonara’, ‘arrivederci’ y, ‘que gracias’.
Por el contrario, si desempeña usted una ‘posición’ profesional fuera de serie, será usted tan novedoso que tendrán que abrir un espacio para acogerle; será usted tan impredecible que no podrán ignorarle; será usted tan relevante que tendrán que dejar de alimentar sus esquemas normalizados y comenzar a prestar atención a la próxima gran revelación.
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