Hasta ahora, incluso las redes más inteligentes, incluso las nuevas redes neurales (para muchos, el equivalente de las redes sociales), tenían solo lo que podríamos denominar “intrainteligencia”. Todos sus “conocimientos” estaban orientados hacía su interior, se lo leí alguna vez a Alvin Toffler, en Power Shift.
La intrainteligencia es como la inteligencia empotrada en nuestro propio sistema nervioso autónomo que regula las actividades involuntarias del cuerpo, tales como el ritmo cardíaco y las secreciones hormonales; funciones en las que rara vez pensamos, pero que son necesarias para mantenernos con vida.
Las redes “intrainteligentes” entregan el mensaje tal y como fue enviado. Los científicos e ingenieros luchan intrépidamente para mantener la pureza del mensaje y se esfuerzan por eliminar cualquier “ruido” que pueda falsear o alterar el mensaje. Lo desmodulan, digitalizan o empaquetan (como quien dice, lo desglosan en pequeños impulsos) para llevarlo de aquí para allá. Pero después de todo eso lo reconstruyen en el punto de destino. Y el contenido del mensaje sigue siendo el mismo.
Actualmente, estamos llegando más allá de la “intrainteligencia”, al campo de las redes que podríamos denominar “extrainteligentes”, que no se limitan a transferir datos. Analizan, combinan, reagrupan o, de alguna manera, alternan los mensajes, y, en ocasiones, crean nueva información a lo largo del proceso (tal cual las redes sociales). Así manipulado o mejorado, lo que sale por el otro extremo es diferente de lo que entró por éste —modificado por software incorporado en las redes—. Estas son las que el community manager denomina, “redes con valor agregado”. Son extrainteligentes.
A decir verdad, todo esto no parece muy emocionante. Pero el concepto de añadir valor al mensaje es algo que no termina en la alteración de sus características técnicas. En resumen, lo que ahora tenemos ante nosotros son redes cuyos “conocimientos” no están destinados ya a cambiar o mejorar la red en sí, sino que, por el contrario, actúan en el mundo exterior y añaden “extrainteligencia” a los mensajes que fluyen a través de la red de las maravillas.
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