Las personas, las marcas y las organizaciones, obtienen beneficios como resultados. Asumir una postura sirve para forjar la confianza, facilita la administración de expectativas y asiste el proceso cotidiano para la toma de decisiones. Un compromiso con actitud hace que emprender sea mucho más divertido, es como estar en una misión donde, se elabora sobre algo con significado. Claro está que tiene un costo implícito, pues nada se obtiene de ‘cachete’.
Es perplejo e irritante, observar como los ‘marketineros’, los políticos e individuos de todo tipo, tropiezan con el engaño al pretender adoptar una actitud, en tanto al tiempo intentan complacer a todos o hacer de todo.
Expuesto simplemente, no es factible tener bajo-precio, alto-valor, amplia-variedad, ser la más conveniente, socialmente-responsable, —tienda de la esquina todo-en-uno—. Como tampoco es posible ser el alcalde éticamente sobrado que, sólo en esta ocasión pasó por alto el soborno, porque era un ‘tema prioritario’.
En fin, para realmente acoger un posicionamiento en particular, deben tomarse drásticas decisiones, principalmente respecto a lo que no se hace. No despachamos nuestros productos así, no aceptamos empleados como esos, o no solucionamos nuestros inconvenientes de esa forma.
Es tan difícil prevalecer, el no comprometerse, el rendir una cuenta, perder un voto o no decir a las personas lo que efectivamente quieren escuchar.
Mas son éstos los únicos instantes, en los cuales asumir una posición ciertamente vale la pena, el único momento en el cual la gente creerá en efecto que usted asume una postura.
Es más, si usted es de los que tiene que cambiar la ‘película’ porque su audiencia varía, tarde que temprano lo van a ‘pillar’; es así porque, por lo pronto usted desconoce su audiencia, pero todo se hará público mucho más pronto de lo que espera, y si lo que usted desea es desarrollar una marca que perdure en el tiempo, debe usted asumir una posición [ojala relevante] hoy, mañana y todos los días, in saecula saeculorum.