Cuál hado si no existe tal cosa

Podrán ser muy épicas las historias de enamorados en el tiempo, pero debe comprender Unilever de una vez por todas que, con un mensaje de marketing como tal, sencillamente no es factible convencer a la gente de que puede tomar el control cada vez que les plazca y con solo chasquear los dedos. El pretendido mensaje, sencillamente no impactará a aquella audiencia numerosa de quienes por voluntad propia no se perciben capaces de gestionar un determinado cometido: “el que es tímido, naturalmente no podrá sobreponer su timidez para abordar una guapa damisela meramente por el hecho de embadurnarse con un desodorante Axe”. Se me antoja entonces más bien que el quid, es por los lados de realzar el dominio cognitivo del consumidor o en castizo si se quiere —direccionar su saber—. Estimo pues que si éstos se adoctrinan adecuadamente, así aumentarán considerablemente las probabilidades deque un consumidor adopte una determinada marca. Porque el dominio cognitivo es imperativo para el contexto de marketing y entre más complejo es el producto o servicio, mayor será la posibilidad de desconcierto que pueda experimentar el consumidor sino se toman cartas en el asunto e independiente de que tan “chido” pueda ser el comercial.