¿Cómo puede decirse ganador sin diversión?

James Hunt vivió cada día como si fuera el último. Para sus detractores, un tipo de excesos. Para mí, un tipo apreciado, respetado y hasta envidiado; el icónico y recordado piloto británico de Formula 1, eterno rival de Niki Lauda y ganador de un único título mundial en 1976 al pie del Monte Fuji, en el Gran Premio de Japón, donde condujo en un salpicar de lluvia para enceguecer porque debía terminar tercero o mejor para arrebatar el titulo al no menos impresionante piloto austriaco que, se había retirado tras la primera vuelta por lo peligroso de las condiciones de competencia.

Para Hunt en lo deportivo, un único titulo Mundial fue suficiente, pues con el se probó a sí mismo como a todos aquellos que dudaron de él, lo que en su momento necesitó probar. En una época en la que los pilotos de F1 sabían que largaban con vida mas no si así mismo habrían de terminar la carrera, James Hunt, siempre condujo al límite para sentir la velocidad como el poder que otorga el control sobre el auto, balanceándose así en la delgada línea que separa la vida de la muerte. Y en cuanto a lo personal, el piloto británico acostumbraba cuestionar “¿cuál era el propósito de contar con un millón de trofeos y medallas y de aviones, si lograrlo no era divertido?” “¿Cómo puede decirse ganador sin diversión?”

Y con eso fue suficiente para comprender que para James Hunt, la determinación era una alternativa y no como para muchos, una manifestación de éxito. En vida, su determinación, siempre fue ir a 300 km/h.

Cuando se está “engranado”, como lo estuvieron en su momento James Hunt y Niki Lauda, la determinación realmente es muy sencilla. Los movimientos finos en pista fluyen en coordinación con la precisión milimétrica de un reloj suizo; así mismo y por doquier, podría uno estimar factible, los cierres de venta que se cumplen por encima del presupuesto mes tras mes. No obstante, tampoco es que sea particularmente difícil de alcanzar, la determinación manifiesta que se da como consecuencia de los éxitos alcanzados, como tampoco es que dicha aproximación sea necesariamente útil.

De hecho, la determinación proviene de sí mismo y por el contrario de lo que establece la sabiduría convencional, “no es consecuencia de eventos externos”. Un agente comercial determinado tiene mayor probabilidad de cerrar muchas más ventas que uno que no lo está. Un artista al que le fluye la determinación, se le nota en los trazos. Un líder cuya determinación es evidente, habrá de ganar la alcaldía en Bogota.

Así entonces, téngalo por seguro que usted triunfará porque ha de elegir ser determinado y no porque tenga que alcanzar el éxito primero para luego encarrilar su determinación.

Y si ha de decirse ganador, pues recuerde entonces siempre divertirse.