¿Le resulta difícil concluir su lista de tareas, incluso después de priorizar, planificar y delegar? Si ese es el caso, considere si puede usted trabajar de manera más eficiente. Algunos pequeños ajustes en su estilo de trabajo podrían terminar ahorrándole tiempo cada semana.
Diga usted, por ejemplo, antes de saltar con entusiasmo a un nuevo proyecto, hable con las partes interesadas sobre sus expectativas para que sepa qué cometido priorizar. El cliente podría esperar un plan de proyecto detallado, aunque un buen esbozo general podría también cumplir con su expectativa.
En ese orden de ideas, también es útil preguntarse si podría reutilizar cualquier trabajo previo para completar el proyecto en cuestión. Digamos, por ejemplo, que está usted preparando una presentación para la plana mayor: ¿puede usted aprovechar el lenguaje de la propuesta en la que se basa o emplear otros materiales para desarrollarla?
Por último, utilice un esquema de tiempos para priorizar y organizar sus esfuerzos: decida de antemano cuánto tiempo pasará en cada tarea y cúmplalo; incluso, si no la concluye en su totalidad en el tiempo asignado.
El esquema de tiempos lo ayudará a concentrarse en breves descargas de productividad.