Todavía recuerdo de la época cuando por primera vez entre en contacto con las relaciones públicas allá en Ogilvy & Mather, que una agenda digital Casio era el objeto más valioso del que disponía considerando que en esos tiempos, la gestión del cargo giraba en torno a los periodistas con los que uno se relacionaba. En aquel entonces, la correlación profesional era lo que a uno le hacía sobresalir de entre el estrepitoso bullicio de las relaciones públicas.
Por supuesto que hoy día, la gente ya no depende de las agendas digitales Casio, tal cual muchos de nosotros tampoco disponemos del tiempo para nutrir dicho correlacionar profesional. Sin embargo, aún permanecen intactos muchos de los gajes del oficio de entonces, incluido el impulso irresistible por las buenas historias. De hecho, en el dinámico entorno de los medios de comunicación actual, requerimos más que nunca poder narrar buenas historias a través de éstos. Podrá ser que los cronistas contemporáneos dispongan de menor tiempo, presupuesto y de la experiencia de otras épocas, pero de seguro que aún les cautiva una buena crónica.
Hasta tentador para muchos habrá de ser, prescindir de los medios de comunicación ya que la tecnología actual, facilita el acceso a la red de las maravillas. Al respecto, no se han hecho esperar las estadísticas que reflejan el declive de los medios de comunicación, pues en materia de fuentes de información confiable, el nuevo orden lo constituye los “motores de búsqueda”, seguido por los medios de comunicación tradicionales, y luego los híbridos. No obstante, los matices grises componen el panorama, considerando que los medios de comunicación y los híbridos, pululan los resultados de los motores de búsqueda o como quien dice, “la gente confía en múltiples fuentes”. Puesto en contexto, “los medios de comunicación todavía son relevantes”.
Independiente del bando al que pertenezca usted, de seguro existe por lo menos una cosa que no podrá desconocerse de los medios de comunicación en los años venideros; aún existirá alguien dispuesto a narrar historias. Y las buenas historias cubrirán su negocio, independiente de si se apoya o no de su divulgación en el entorno digital (su Página Web, Facebook, Twitter y demás plataformas sociales). Quizás le cueste reconocerlo, pero aún sigue siendo fundamental la comunicación percibida.
En ese orden de ideas y si su gestión profesional incluye las relaciones públicas, quizás quiera usted anotar una que otra de las siguientes sugerencias que le ayudaran a difundir su narrativa corporativa:
- Facilítele la tarea al periodista;
- Ejercite su habilidad para detectar las tendencias antes de que éstas sucedan;
- Identifique los asuntos que repercuten emocionalmente entre el público;
- Promueva la comunicación clara como sencilla;
- Cíñase al marco laboral que el periodista enfrenta —incluidas las fechas límite—.
¿Quién sabe hacía dónde van los medios de comunicación? Inclusive, muchos afirman que estamos evidenciando los últimos años del periodismo. Personalmente, considero que éste seguirá existiendo de una u otra forma, principalmente, como consecuencia de su histórica trayectoria y gestión vigilante.
En fin, pase lo que pase, el quid del asunto es que siempre habrá alguien por ahí que sepa y pueda contar una buena historia.
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