La Selección Colombia, la Comunidad Económica Europea, los operadores de telefonía móvil, la industria farmacéutica, tal cual otros tantos, carecen del don de encantar.
Del porqué de su obstinada miopía, se me antoja una combinación de cuatro perversos componentes: torpeza, excesiva potestad centrada en unos cuantos, carente autoridad de aquellos que deben tomar las decisiones y ausencia absoluta de habilidad para seducir, consecuencia en mi opinión, del pretender compararse en todo momento con la competencia.
Torpeza como la de Pekerman el sábado anterior en Quito, cuando dejó a los fanáticos que esperaban al equipo nacional, con ganas de ver a los jugadores, procurando el total hermetismo vaya usted a saber por qué, particularmente cuando es obvio que los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol ni el cuerpo técnico, tienen claro qué hacer para lograr la clasificación al mundial de Brasil 2014
La potestad exagerada de unos cuantos, se manifiesta en la persistente crisis económica europea como en la política comercial de la industria farmacéutica respecto al trance de la salud colombiana, protagonistas absolutos de sus respectivos dramas que, ‘aunque no tienen el poder para solucionar la crisis, tienen el poder de vetar las iniciativas ajenas que no les convienen y así truncar el juego’.
Impotente autoridad de aquellos que, aun cuando poderosos, se encuentran con inmensas limitaciones para ejercer el poder, así como cuando la Superintendencia de Industria y Comercio advierte meter en cintura a unos cuantos vivarachos.
Reproducción funcional si se quiere o la eterna comparación de su labor con aquella de la competencia, la fórmula más sencilla para desencantar al consumidor, aun cuando si le asaltan las dudas, puede usted consultarlo con los operadores de telefonía móvil que, sobreviven enfrascados en la ‘guerra del centavo’ por unas cuantas soluciones indiferentes.
Sea cual sea su factor limitante, sepa usted que no hay gloria ni honor en la mediocridad ligeramente superior como que si ha de alcanzar su destino, tendrá que superar el realismo mágico de su existente realidad.
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