Aprovechando que el índice de desempleo total nacional bajó en el mes de abril, ubicándose en 10,7 por ciento, y a pesar de que los jóvenes consideran que, la reforma laboral anunciada por el Gobierno Nacional para aspectos tales como la contratación, jornada laboral, y recargos de horas extras, generará mayor dificultad para conseguir empleo formal, según la más reciente encuesta de Invamer (Colombia Opina, mayo 2023) y por rango de edad: 18-24 (48,1%), 25-34 (57,6%); un nuevo empleo, así como un nuevo año, es una oportunidad para comenzar de nuevo y buscar oportunidades de avance profesional que pueden haber faltado en su cargo anterior. Quizás, su primer empleo terminó mal porque obtuvo una oportunidad que pensó que sería muy impresionante. Tal vez, usted estaba atrapado con un directivo que no se preocupaba por su desarrollo o hasta lo socavaba. No obstante, habiendo usted elegido y siendo seleccionado por un empleador para asumir un nuevo cargo, es apenas normal, estar esperanzado (y quizás algo ansioso) por lo que le depara el porvenir en su nueva empresa. Así pues, y como para ayudarlo a iniciar su nueva narrativa laboral, he aquí unas cuantas sugerencias.
En primer lugar, y de meros aprendizajes de mi propia trayectoria profesional, ha de saber usted que, es factible, incluso, si pretende comenzar de ceros, que usted esté arrastrando algunos hábitos perjudiciales o comportamientos de su último empleo. En los primeros cargos que asumimos, aprendemos observando y haciendo lo que percibimos del entorno laboral, considerando que venimos con poca o ninguna experiencia laboral. Si a usted le tocó ver al líder de su equipo posponer los asuntos hasta el último minuto o reiteradamente iniciar tarde las reuniones o comités de marketing, es posible que haya considerado que dicho comportamiento es aceptable para que usted lo ponga en práctica de vez en cuando. En realidad, usted nunca percibió cómo este patrón se repetía, convirtiéndose en un hábito perjudicial.
Para recomenzar de verdad, tendrá usted que comprometerse a hacer algunos cambios. Ciertos hábitos pueden ser desafíos de por vida, diga usted, por ejemplo; la procrastinación o el exceso de trabajo. Otros pueden ser comportamientos heredados de sus antiguos compañeros de trabajo, tales como chismear o abusar de privilegios como la flexibilidad, y, ciertamente, pueden no ser apropiados en su nuevo empleo.
Independientemente de los hábitos que desee transformar, con autoconciencia, apoyo y supervisión, usted puede prepararse para el éxito. A saber:
Realice un balance de sus hábitos (perjudiciales)
Empiece por identificar los hábitos, ya sean comportamientos o formas de pensar, que se interpusieron en su trayectoria profesional en el pasado. Revise sus correos electrónicos, mensajes y evaluaciones de desempeño de su cargo anterior para reunir dichos datos. Piense en los proyectos en los que trabajó, qué tan exitoso fue en cada uno, los obstáculos que tuvo y por qué. Haga un inventario de los comentarios que ha recibido. Puede ser de un cargo previo o de profesores, compañeros de clase o amigos.
Procure documentar también cualquier tendencia negativa que ejerza regularmente (de la que sea consciente).
A medida que recopile la información, trate de responder los siguientes interrogantes:
- ¿Qué comentarios sobre su desempeño ha recibido? ¿Qué elementos de tu comportamiento o forma de trabajar pueden ayudarlo a avanzar? Qué puede detenerlo: ¿Pasa demasiado tiempo perfeccionando las cosas, necesita ser más proactivo, tiende a procrastinar?
- ¿Qué quejas ha recibido de la gente? Qué áreas le han dicho constantemente que necesita mejorar: ¿Le da miedo hablar, llega tarde a las reuniones con frecuencia, tiene dificultades para administrar varios proyectos a la vez?
- ¿Cómo previsiblemente se interpone en su propia trayectoria profesional? Qué le serviría mejor en su nuevo cargo: ¿Asume demasiado, se comunica poco, se queda atascado en la incertidumbre?
Identifique aquello que le gustaría transformar
Una vez que haya identificado algunos comportamientos o patrones que se han interpuesto en su trayectoria laboral, considere su nuevo cargo. ¿Cuáles hábitos lo prepararán para el éxito? ¿Cuáles comportamientos aparecerán en los primeros días o semanas que podrían hacer que las personas se formen una mala impresión de usted? Identifique algunos comportamientos fundamentales que desea cambiar de inmediato. Priorice los comportamientos relacionados con la confiabilidad y la construcción de relaciones, tales como mantenerse profesional, estar predispuesto a los comentarios o cumplir los compromisos, ya que estos son una base fundamental para generar confianza entre sus colegas.
Acto seguido, asegúrese de que los cambios que desea realizar sean puntuales y estén relacionados con comportamientos observables (al respecto, pretender oportunidades de participar en proyectos extensos es una buena opción) en lugar de centrarse en generalidades o, como quien dice, sea más proactivo. Manifiéstelo de forma positiva (haga esto) en lugar de forma negativa (no haga esto). Una voz positiva y activa reforzará el comportamiento deseado, lo motivará y lo ayudará a visualizar su nueva identidad laboral.
Para el efecto, he aquí unos cuantos ejemplos:
- Si tiene un historial de entregas retrasadas: Entregue sus proyectos con un día de anticipación.
- Si a menudo opera como el Llanero solitario, pero quiere colaborar más: Establezca controles frecuentes tanto con sus superiores como con sus colegas.
- Si tiende a ser crítico: Escuche y reconozca los puntos de vista opuestos, y formule al menos un interrogante antes de ofrecer su opinión.
- Si usted es propenso a la negatividad o al cinismo: Cultive una perspectiva equilibrada reconociendo lo que va bien y ejerza la gratitud en su cotidianidad laboral.
- Si usted tiene tendencia a divagar: Prepárese para las reuniones o los comités, reflexione antes de hablar y sea conciso.
Responsabilícese de su proceder
Es relevante que sus aspiraciones no sean solo nociones en su mente. Para hacerse responsable, puede ser útil generar ciertos métodos.
La investigación sugiere que documentar sus objetivos y registrar físicamente su progreso aumenta la probabilidad de logro.
Puede ser tan sencillo como usar un gráfico o una aplicación de seguimiento de hábitos. Los comportamientos cotidianos, tales como la puntualidad, se pueden rastrear fácilmente todos los días. Para otros objetivos, como los relacionados con transformar su forma de pensar o comportamientos menos medibles, puede usted reservar algo de tiempo cada semana para reflexionar y autoevaluarse: En una escala del 1 al 5, ¿qué tan equilibrada fue su perspectiva semanal?
En algunos casos, es factible que desee compartir sus intenciones con su superior o colegas. Dicho proceder le ayudará a mantenerse responsable e incluso le aportará algo de retroalimentación. Para el efecto, diga usted, por ejemplo; después de una reunión, pregúnteles a sus colegas qué tan bien demostró el comportamiento que estaba pretendiendo ejercer. ¿Divagó o consideró cederles espacio a los demás para intervenir? Igual, puede encontrar el apoyo de aquellos colegas que reflejan los rasgos que usted desea transformar. Pasar tiempo con aquellas personas que se involucran en un comportamiento que usted desea cultivar (hacer ejercicio, ser puntual, dialogar), ayuda a apoyar la formación de dicho hábito, de acuerdo con la investigación.
Anticipe cierta resistencia al cambio
Si todo va bien según los dispuesto, su nuevo entorno, sus intenciones claras y su diligencia lo ayudarán a restablecerse. Sin embargo, a menudo, transformar su forma de ser lleva tiempo y conlleva desafíos. Incluso si logra progresar, los viejos hábitos pueden resurgir bajo estrés. La parte de su cerebro que controla la fuerza de voluntad y la función ejecutiva, la corteza prefrontal, se vuelve menos activa y las partes del cerebro que se ocupan de la seguridad (o lo que se percibe como cómodo) toman el control, lo que aumenta las probabilidades de que usted regrese a sus viejas costumbres.
Si esto le sucede a menudo, considere si el comportamiento que identifica como un hábito perjudicial cumple un compromiso oculto de autoprotección. Diga usted, por ejemplo; si se trata de su pretensión por romper con su hábito de microgestión, es posible que deba enfrentar su miedo a perder el control. O si tiene una tendencia al perfeccionismo, el exceso de trabajo y la entrega excesiva, es probable que haya sido recompensado por ese comportamiento en un momento anterior de su vida o trayectoria laboral. Dado que usted considera que este comportamiento alguna vez lo ayudó a tener éxito, una parte suya puede tener miedo de que, si se relaja, lo perderá todo. Dicha creencia basada en el miedo hace que sea difícil la transformación.
Si descubre una suposición basada en el miedo que subyace a un hábito que conscientemente desea cambiar, es posible que deba desafiar o probar las suposiciones antes de poder transformar su comportamiento para siempre. Al respecto, diga usted, por ejemplo; si su hábito de trabajar en exceso se fundamenta en la creencia de que fracasará si no da el 110 por ciento, puede entonces, experimentar estableciendo límites. Establezca una semana laboral razonable (no incluya noches ni fines de semana); tomar un descanso para almorzar; establecer plazos y expectativas alcanzables. Reflexione sobre si su suposición inicial basada en el miedo sobre la necesidad de laborar en exceso era cierta. ¿Qué retroalimentación recibió? Si en general fue positivo, tal vez sea hora de dejar de lado su creencia de que un ritmo sostenible no es lo suficientemente bueno. Solo cuando transforme las creencias y suposiciones subyacentes, puede usted hacer un cambio verdaderamente perdurable.
Empezar en un nuevo cargo es una excelente oportunidad para romper con el pasado, aprovechar y desarrollar sus fortalezas y trazar un nuevo rumbo. Nadie es perfecto, pero si se esfuerza constantemente y se enfoca en el progreso y el aprendizaje, su nuevo cargo puede ayudarlo a iniciar nuevos hábitos y acelerar el desarrollo de su trayectoria profesional.