A propósito de influenciadores, a mí se me viene a la mente unos cuantos de lo más granado que ha parido el entorno de las redes sociales en Colombia. Entre los criollos más sonados, los encuentra uno de todo tipo de pelambre: desde una “empresaria” de la keratina y demás menjurjes de peluquería; un docente universitario y sociólogo acusado de violación de menores; una activista, investigadora, comunicadora social, periodista y representante por el Partido Verde en la Cámara; otro charlatán izquierdoso y boquisucio con ínfulas de significante y apellido de arrinconado; hasta la hija/socia de una exsenadora retenida en Venezuela. En fin, la lista es interminable.
Sin embargo, ha de saber usted que, una investigación de la Universidad de Pensilvania publicada en nature.com (Topological measures for identifying and predicting the spread of complex contagions), concluyó, que las ideas novedosas y provocativas surgen del lado de aquellas personas con pocos contactos (o seguidores), como con poca atracción evidente en sus redes (sociales).
En dicho sentido, ciertos evangelistas del marketing y las relaciones públicas, se han apoyado durante mucho tiempo en la noción que dicata, que por el mero hecho de llegar a las personas bien conectadas (o con numerosos seguidores) en las plataformas de redes sociales, las marcas que estos allí promueven alcanzarán el éxito “instantáneo”. O como quien dice, si con su brillante innovación (de producto o servicio), negocia usted la “promoción” de su mercadería en las redes sociales de aquella dama extravagante empresaria de las queratinas o “keratinas” como traducen algunos del inglés, o con aquel personaje tóxico con seudónimo de liendra, o hasta con la mismísima legisladora de Cámara por el Partido Verde que, considera sus comentarios como si fueran “palabra de Dios” entonces, así, llegará la viralización, el posicionamiento adecuado y la riqueza de marca. ¿Cierto? ¡Pues, no!
Han determinado los investigadores de las redes sociales de la Universidad de Pensilvania que, los “influenciadores”, son bastante ineficaces cuando el asunto tiene que ver con modificar el comportamiento y las creencias de los demás.
De hecho, estos personajes, hasta podrían resultar perjudiciales para ciertos tipos de comunicación (particularmente, la promoción comercial).
Todo se reduce, al hecho de que las personas solo adoptan información compleja de personas influyentes cuyas creencias apoyan. Diga usted, por ejemplo, que usted no es fanático de los susodichos “influenciadores” o de alguna otra dama que alguna vez recoriera “los sótanos del infierno”, entre otros tantos influenciadores criollos. En consecuencia, su percepción no será modificada por cualquier noción o ideal que estos personajes apoyen o promuevan. Al respecto, exponencialice dicho resultado a lo largo y ancho de la audiencia de las redes sociales.
Sorprendentemente, los investigadores revelaron que, las ideas novedosas y provocativas surgen del lado de aquellas personas con pocos contactos o seguidores, como con poca atracción evidente.
“Nuestro gran hallazgo es que cada red tiene un grupo social oculto en los bordes exteriores que está perfectamente preparado para aumentar la difusión de una idea novedosa en un porcentaje significativo”, sugiere el autor principal, Damon Centola, sociólogo de la Universidad de Pensilvania.
Dichos grupos sociales son la “zona cero” para desencadenar puntos de inflexión en la sociedad.
Esto es particularmente cierto, al momento de difundir cualquier noción que requiera alguna disertación para explicar o detallar, tales como los comportamientos de salubridad, movimientos sociales o memes políticos, entre otros tantos.
Sin embargo, no quiere decir esto que, los “influenciadores” carezcan de influencia. El estudio determinó que, las personas “influyentes” son de hecho influyentes en la difusión de narrativas triviales o ligeras, tales como los chismes (de farándula o política o de cualquiera otra índole banal).
“Mientras más indecisas estuvieron las personas entrevistadas en el estudio, respecto alguna noción novedosa, mayor fue el traslado de la influencia social hacia aquellas personas que solo tenían conexiones o contactos escasos, en contraposición a aquellas personas con exceso conexiones o seguidores sociales de gran alcance”, sugiere el coautor, Douglas Guilbeault, profesor de administración en Haas Escuela de Negocios de la Universidad de California en Berkeley. “Las personas, al margen de las redes (sociales), de repente tuvieron la mayor influencia de toda la comunidad evaluada”.
De hecho, el centro de las redes (sociales), cambia, dependiendo de lo que se está pretendiendo promulgar. Dicho entendimiento, es a menudo percibido entre las celebridades: ¿Aquella dama extravagante y empresaria de las queratinas o aquel personaje tóxico con seudónimo de liendra o algún otro “influenciador” de los aquí mencionados promueven nociones novedosas o de vanguardia? Por supuesto, que no. Por el contrario, sí lo hacen, diga usted, por ejemplo; aquellos que asisten todos los años al festival del Burning Man en el desierto de Black Rock, Nevada, Estados Unidos.
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